18/12/2017, 14:51
Un estruendoso sonido metálico interrumpió la fantasía que ocurría en su mente ensoñadora. Aquello interrumpió el sueño y despertó a su propietaria, la cual, golpeó sin cuidado al reloj para que detuviera sus vibraciones. Su despertar fue programado, pero le había cortado la mejor parte.
Se incorporó. La habitación donde se encontraba era amplia. Demasiado. Se incorporó sin muchos problemas, frotándose los ojos para apartar las legañas de esos. Cogió las gafas que se encontraban al lado del futon donde hasta hacía varios segundos dormía plácidamente. Sin poder ver con claridad, se movió por la habitación, manteniendo las gafas en su mano. No veía, pero si escuchaba además de saberse de memoria su habitación.
Cuando se acercó a la ventana, limpió con un poco de su aliento y frotando con su ropa las gafas, para colocárselas y mirar el paisaje. La imagen se fue clareando con los milisegundos, pasando de no ver bien y borroso a una imagen perfecta de la aldea. Tras comprobar que el tiempo estaba caprichoso.
Tras haberse vestido, cogido su material Descendió las escaleras y tomó su material shinobi así como las herramientas pertinentes. Se colocó la capa para protegerse de la lluvia y se dispuso a salir de casa.
- ¿Te vas ya? – La interrumpió la voz de Nemu. –Desayuna al menos, necesitarás energías.
Él tenía razón, se dio la vuelta y se acercó hasta la cocina, donde en una mesa, estaba el genin peliblanco comienzo unos cereales y además, bebiendo zumo. Extrañamente, él había colocado lo mismo para ella. Sin mediar palabra se sentó y comenzó a engullir rápidamente, no quería llegar tarde. Nemo había pasado la noche allí, en otra habitación como Rika le había ofrecido.
- No puedo llegar tarde a la misión. – Comentó con los cereales en la boca y excusándose de que no hablara sobre otro tema.
Nemu se encogió de hombros. No le había dado importancia al detalle de ella. Le dio un poco igual.
Corrió. Rika corrió mucho. Pensaba que llegaría tarde al edificio del Morikage, pero en realidad, solamente llegó a la hora. Tenía puesta la capucha, que cubría su cabellera particular de las gotas de agua, humedeciendo la tela de la indumentaria. Cuando llegó, solo vio a su compañero Ralexion. Sin quitarse la capucha, saludó, levantando una mano, y después con palabra.
- Buen día para nuestra primera misión… – Articuló. En efecto, la lluvia seguramente no sería del agrado de todos.
Se incorporó. La habitación donde se encontraba era amplia. Demasiado. Se incorporó sin muchos problemas, frotándose los ojos para apartar las legañas de esos. Cogió las gafas que se encontraban al lado del futon donde hasta hacía varios segundos dormía plácidamente. Sin poder ver con claridad, se movió por la habitación, manteniendo las gafas en su mano. No veía, pero si escuchaba además de saberse de memoria su habitación.
Cuando se acercó a la ventana, limpió con un poco de su aliento y frotando con su ropa las gafas, para colocárselas y mirar el paisaje. La imagen se fue clareando con los milisegundos, pasando de no ver bien y borroso a una imagen perfecta de la aldea. Tras comprobar que el tiempo estaba caprichoso.
Tras haberse vestido, cogido su material Descendió las escaleras y tomó su material shinobi así como las herramientas pertinentes. Se colocó la capa para protegerse de la lluvia y se dispuso a salir de casa.
- ¿Te vas ya? – La interrumpió la voz de Nemu. –Desayuna al menos, necesitarás energías.
Él tenía razón, se dio la vuelta y se acercó hasta la cocina, donde en una mesa, estaba el genin peliblanco comienzo unos cereales y además, bebiendo zumo. Extrañamente, él había colocado lo mismo para ella. Sin mediar palabra se sentó y comenzó a engullir rápidamente, no quería llegar tarde. Nemo había pasado la noche allí, en otra habitación como Rika le había ofrecido.
- No puedo llegar tarde a la misión. – Comentó con los cereales en la boca y excusándose de que no hablara sobre otro tema.
Nemu se encogió de hombros. No le había dado importancia al detalle de ella. Le dio un poco igual.
Corrió. Rika corrió mucho. Pensaba que llegaría tarde al edificio del Morikage, pero en realidad, solamente llegó a la hora. Tenía puesta la capucha, que cubría su cabellera particular de las gotas de agua, humedeciendo la tela de la indumentaria. Cuando llegó, solo vio a su compañero Ralexion. Sin quitarse la capucha, saludó, levantando una mano, y después con palabra.
- Buen día para nuestra primera misión… – Articuló. En efecto, la lluvia seguramente no sería del agrado de todos.