18/12/2017, 20:05
— Así es. – Aclaró un segundos después de que lancé mi pregunta al aire, su voz sonó firme y con seguridad.
—De acuerdo, te escucho.— Miré nuevamente la calle por la que venía, el final seguía sin verse, no debería estar muy lejos y quizá no perdería mucho tiempo con ella, por lo que dirigí mi mirada a la suya.
— Te aconsejo que abandones esta ciudad. – Soltó así, sin más. Incluso ahora podía percibir cómo prácticamente me ordenaba a alejarme de ese pueblo.
—¿Qué?— Me apresuré a decir un poco exaltado.
— Quiero decir, si de verdad eres un shinobi, que yo no lo pongo en duda, por no armar jaleo, me iría. No creo que quieras que tengamos problemas entre aldeas…— Corrigió rápidamente y explicó un poco la situación, pero realmente su forma de abordar el tema no fue la mejor.
—No entiendo porqué debe haber un problema entre las aldeas, no he incurrido en nada grave, y no estoy buscando la ubicación de Kusagakure...— Comenté con total sinceridad, no estaba haciendo nada malo como para que me viniera con esas justo ahora, ¿qué pasaba en ese pueblo?
— Aquel hombre no se creyó tu historia. De hecho, creyó que yo iba contigo. Que estúpido ¿verdad? A mí también me parece que es un poco tonto… –
—Ya veo... Él era un poco raro sí, bueno como los aldeanos de los otros pueblos, todos rivalizan contra los pueblos del norte...— Agregué.
– No pude evitar lo de la gallina de huevos azules, parece una historia de fantasía para niños…no me lo creo. Pero sí que eres un shinobi, así qué, arreglemos esto de forma pacífica. Si la cosa va a más, dentro de un rato tendrás un grupo de guardias buscándote, o peor, cientos de aldeanos creyendo que eres un enemigo de la ribera norte.
—Cierto, es una historia un poco extraña en sí, pero no tengo opción, debo encontrar a la gallina.— Hice una breve pausa. —¿Cual es la forma pacífica? ¿Que yo me marche de aquí sin más?— Comenté con un poco de ironía.
Después de pensar un par de segundos me vino una idea a la mente. — ¿Por qué no me acompañas y así cuidas de que no vaya a haber mal entendidos...— Dije directamente, no tenía nada que perder y un poco que ganar, compañía, un poco de seguridad puesto que estaría con una ninja de Kusagakure, y eso debía valer un poco.
—De acuerdo, te escucho.— Miré nuevamente la calle por la que venía, el final seguía sin verse, no debería estar muy lejos y quizá no perdería mucho tiempo con ella, por lo que dirigí mi mirada a la suya.
— Te aconsejo que abandones esta ciudad. – Soltó así, sin más. Incluso ahora podía percibir cómo prácticamente me ordenaba a alejarme de ese pueblo.
—¿Qué?— Me apresuré a decir un poco exaltado.
— Quiero decir, si de verdad eres un shinobi, que yo no lo pongo en duda, por no armar jaleo, me iría. No creo que quieras que tengamos problemas entre aldeas…— Corrigió rápidamente y explicó un poco la situación, pero realmente su forma de abordar el tema no fue la mejor.
—No entiendo porqué debe haber un problema entre las aldeas, no he incurrido en nada grave, y no estoy buscando la ubicación de Kusagakure...— Comenté con total sinceridad, no estaba haciendo nada malo como para que me viniera con esas justo ahora, ¿qué pasaba en ese pueblo?
— Aquel hombre no se creyó tu historia. De hecho, creyó que yo iba contigo. Que estúpido ¿verdad? A mí también me parece que es un poco tonto… –
—Ya veo... Él era un poco raro sí, bueno como los aldeanos de los otros pueblos, todos rivalizan contra los pueblos del norte...— Agregué.
– No pude evitar lo de la gallina de huevos azules, parece una historia de fantasía para niños…no me lo creo. Pero sí que eres un shinobi, así qué, arreglemos esto de forma pacífica. Si la cosa va a más, dentro de un rato tendrás un grupo de guardias buscándote, o peor, cientos de aldeanos creyendo que eres un enemigo de la ribera norte.
—Cierto, es una historia un poco extraña en sí, pero no tengo opción, debo encontrar a la gallina.— Hice una breve pausa. —¿Cual es la forma pacífica? ¿Que yo me marche de aquí sin más?— Comenté con un poco de ironía.
Después de pensar un par de segundos me vino una idea a la mente. — ¿Por qué no me acompañas y así cuidas de que no vaya a haber mal entendidos...— Dije directamente, no tenía nada que perder y un poco que ganar, compañía, un poco de seguridad puesto que estaría con una ninja de Kusagakure, y eso debía valer un poco.