19/12/2017, 17:28
Sobre las cabezas de los genin allí reunidos y bajo la incesante manta de agua que cubría aquella mañana Kusagakure, un cuarto invitado no tardó en sumarse a la reunión. Anunció su presencia con un graznido que se hizo oír por encima del rumor de la lluvia; si alguno de los muchachos prestaba atención a la llamada y alzaba la vista al cielo, vería una figura sobrevolar la entrada del Edificio del Morikage.
Se trataba de un pájaro o, más concretamente, un halcón. De pelaje blanco y pico amarronado, la majestuosa ave planeó a través de la lluvia para pasar, casi a ras, sobre las cabezas de los genin.
—¡Kyaaa! ¡Entrega especial para los tres patitos de parte de Mamá Pato! ¡Kyaaaa!
En ese momento dejó caer el objeto que llevaba entre sus garras sobre la cabeza de Ralexion, golpeándole con cierta contundencia y provocándole seguramente lo que más tarde sería un pequeño chichón. Aquel regalito acabó cayendo al suelo entre los pies del Uchiha, y entonces pudieron distinguirlo; era un pergamino de misión.
—¡Kyaaa! ¡Hay que mejorar esos reflejos, patito! ¡Kyaaaa! —graznó de nuevo el halcón, remontando el vuelo para alejarse de allí...
... no sin antes dejarles otro paquetito a los chicos. Esta vez, en forma de una cagada alargada, blanecina y amarillenta, justo en el hombro derecho de Ritsuko.
Se trataba de un pájaro o, más concretamente, un halcón. De pelaje blanco y pico amarronado, la majestuosa ave planeó a través de la lluvia para pasar, casi a ras, sobre las cabezas de los genin.
—¡Kyaaa! ¡Entrega especial para los tres patitos de parte de Mamá Pato! ¡Kyaaaa!
En ese momento dejó caer el objeto que llevaba entre sus garras sobre la cabeza de Ralexion, golpeándole con cierta contundencia y provocándole seguramente lo que más tarde sería un pequeño chichón. Aquel regalito acabó cayendo al suelo entre los pies del Uchiha, y entonces pudieron distinguirlo; era un pergamino de misión.
—¡Kyaaa! ¡Hay que mejorar esos reflejos, patito! ¡Kyaaaa! —graznó de nuevo el halcón, remontando el vuelo para alejarse de allí...
... no sin antes dejarles otro paquetito a los chicos. Esta vez, en forma de una cagada alargada, blanecina y amarillenta, justo en el hombro derecho de Ritsuko.