19/12/2017, 23:25
(Última modificación: 19/12/2017, 23:25 por Amedama Daruu.)
Daruu apoyó una rodilla en el suelo, así como el pie de la pierna contraria, y dejó caer el peso del cuerpo sobre el muslo flexionado, los brazos ligeramente cruzados. Cerró los ojos y se concentró.
—No te preocupes si no das con él. Si no lo encuentras puedo registrar toda la aldea en un momento, tengo ojos en el cielo.
Sonrió.
—Y yo todo el cielo en mis ojos. —Las venas del costado de los ojos de Daruu se hincharon como válvulas transportando chakra. Cuando abrió los párpados, allí donde no había pupila había ahora un tenue rastro, que registraba las calles entre los edificios con rapidez y atención.
No podía mantener mucho tiempo su técnica de aquella manera, de modo que debía darse prisa y localizar a... ¿qué estaba localizando? ¿A una persona de las decenas de miles que vivían en Amegakure? ¿A quién estaba intentando engañar? Jamás encontraría a...
...entonces, como en muchas ocasiones, la casualidad le otorgó un regalo: allí estaba. Definitivamente, el cabello se parecía al suyo, aunque no tenía coleta. Pero era mucho más corpulento, más alto. Caminaba al lado de una mujer, que llevaba...
...un collar de perlas azules al cuello.
Daruu desactivó el Byakugan y suspiró.
—Lo he encontrado. Pero le ha regalado el collar a su pareja. Y yo no voy a robar para devolverle lo robado a un cuervo. Lo siento.
—¡Bwa-bwraaaakk! —(¡Es injusto!)
—No te preocupes si no das con él. Si no lo encuentras puedo registrar toda la aldea en un momento, tengo ojos en el cielo.
Sonrió.
—Y yo todo el cielo en mis ojos. —Las venas del costado de los ojos de Daruu se hincharon como válvulas transportando chakra. Cuando abrió los párpados, allí donde no había pupila había ahora un tenue rastro, que registraba las calles entre los edificios con rapidez y atención.
No podía mantener mucho tiempo su técnica de aquella manera, de modo que debía darse prisa y localizar a... ¿qué estaba localizando? ¿A una persona de las decenas de miles que vivían en Amegakure? ¿A quién estaba intentando engañar? Jamás encontraría a...
...entonces, como en muchas ocasiones, la casualidad le otorgó un regalo: allí estaba. Definitivamente, el cabello se parecía al suyo, aunque no tenía coleta. Pero era mucho más corpulento, más alto. Caminaba al lado de una mujer, que llevaba...
...un collar de perlas azules al cuello.
Daruu desactivó el Byakugan y suspiró.
—Lo he encontrado. Pero le ha regalado el collar a su pareja. Y yo no voy a robar para devolverle lo robado a un cuervo. Lo siento.
—¡Bwa-bwraaaakk! —(¡Es injusto!)