20/12/2017, 21:55
La lluvia seguía azotando a los tres genin, inclemente, mientras Ritsuko embarraba su capa al tratar de limpiarla contra el suelo encharcado de la calle. Al final terminó dejándola atada al poste de un farol de aceite que había a la Entrada del Edificio del Morikage.
Junto al pergamino de misión había un pequeño mapa de confección casera —probablemente obra de los monjes— en el que se señalaban todos los santuarios que los ninjas debían reparar. Se componía de un total de cuatro puntos situados en un sendero, marcado a propósito, entre Kusagakure y Tane-Shigai.
Tardarían aproxiadamente treinta minutos en llegar al primero desde la Aldea, unos cincuenta hasta el siguiente, una hora para alcanzar el tercero y media más para el último. Afortunadamente todos conocían aquella senda, y sabían que así como pequeños santuarios de madera y lugares dedicados al espíritu, también podrían encontrar algunos puestos de comida ambulante y restaurantes donde descansar a lo largo de la caminata.
Junto al pergamino de misión había un pequeño mapa de confección casera —probablemente obra de los monjes— en el que se señalaban todos los santuarios que los ninjas debían reparar. Se componía de un total de cuatro puntos situados en un sendero, marcado a propósito, entre Kusagakure y Tane-Shigai.
Tardarían aproxiadamente treinta minutos en llegar al primero desde la Aldea, unos cincuenta hasta el siguiente, una hora para alcanzar el tercero y media más para el último. Afortunadamente todos conocían aquella senda, y sabían que así como pequeños santuarios de madera y lugares dedicados al espíritu, también podrían encontrar algunos puestos de comida ambulante y restaurantes donde descansar a lo largo de la caminata.