23/12/2017, 20:31
La kunoichi seguía al shinobi en silencio, no emitía sonido por su boca pero a cada paso le atinaba a alguna hoja o rama y producía el ruido suficiente para indicarle al contrario que le estaba siguiendo, no de cerca pero a suficiente distancia para poder verse mutuamente sin inconvenientes, incluso escucharse si decidían entablar conversación.
Las nubes iban adquiriendo un color más oscuro conforme el tiempo pasaba y pronto se hallaron prácticamente en la oscuridad casi absoluta. Sencillamente era espantoso el ambiente en el que se encontraban, pero no quedaba de otra que seguir avanzando hasta que…
—¿Eh?
La joven pelirroja no supo cómo reaccionar, Masaki se encontraba en postura amenazante con su gran abanico en mano, más que preparado para atacar y lo único que había en su línea de visión era justamente ella.
Por reflejo, la kunoichi retrocedió un par de pasos y también se puso en guardia. No tenía idea de que el contrario estaba alerta por otra cosa pero la asustó aquello…
Por suerte para ambos, el motivo de preocupación era un animal salvaje que pasó justo entre ambos y pronto se esfumó entre la flora. «Pensé que iba a hacerme algo »suspiró aliviada ante tal revelación.
Pronto volvieron a marchar, en alguna dirección desconocida mientras la luz se iba esfumando lentamente. Finalmente llegaron a un lugar donde probablemente podrían refugiarse y fue el del sexo masculino el primero en avanzar hacia aquella cabaña.
Dio un par de golpes a la puerta y nadie respondió. Lo que significaba que tenían vía libre para entrar, ¿verdad? A no ser que estuviese la puerta cerrada con llave o algo similar.
—¿Quieres luz? —preguntó tímidamente la kunoichi.
Se acercó un poco más y se ubicó justo detrás del chico a tal vez un metro de distancia, justamente para estarse segura que no le puedan hacer nada.
Las nubes iban adquiriendo un color más oscuro conforme el tiempo pasaba y pronto se hallaron prácticamente en la oscuridad casi absoluta. Sencillamente era espantoso el ambiente en el que se encontraban, pero no quedaba de otra que seguir avanzando hasta que…
—¿Eh?
La joven pelirroja no supo cómo reaccionar, Masaki se encontraba en postura amenazante con su gran abanico en mano, más que preparado para atacar y lo único que había en su línea de visión era justamente ella.
Por reflejo, la kunoichi retrocedió un par de pasos y también se puso en guardia. No tenía idea de que el contrario estaba alerta por otra cosa pero la asustó aquello…
Por suerte para ambos, el motivo de preocupación era un animal salvaje que pasó justo entre ambos y pronto se esfumó entre la flora. «Pensé que iba a hacerme algo »suspiró aliviada ante tal revelación.
Pronto volvieron a marchar, en alguna dirección desconocida mientras la luz se iba esfumando lentamente. Finalmente llegaron a un lugar donde probablemente podrían refugiarse y fue el del sexo masculino el primero en avanzar hacia aquella cabaña.
Dio un par de golpes a la puerta y nadie respondió. Lo que significaba que tenían vía libre para entrar, ¿verdad? A no ser que estuviese la puerta cerrada con llave o algo similar.
—¿Quieres luz? —preguntó tímidamente la kunoichi.
Se acercó un poco más y se ubicó justo detrás del chico a tal vez un metro de distancia, justamente para estarse segura que no le puedan hacer nada.