29/12/2017, 01:40
En el culmen del caos, Juro trató de cerrar los grifos, en vano, y señaló impotentemente hacia la puerta. Ayame se quedó paralizada, buscando una salida. Riko y Jin, sin embargo, se dirigieron hacia el mismo lugar: la pieza que Juro había dejado caer y que no había tenido el valor de recoger.
Jin tomó la pieza. En lugar de enloquecer, el resultado fue mucho peor. Al instante, el agua bajo sus pies se lo tragó.
— ¡Jin! — exclamó Juro, sorprendido y aterrado. Era el que menos rencor podía tener contra él, puesto que no había sido consciente de mientras ocurría todo. Aun así, estuvo seguro de que todos se alarmarían.
Nada más ser tragado, Juro sintió sus oportunidades de salir de esa casa tragadas con él. Lo necesitaban. Por alguna maldita razón. Si querían salir de ahí algún día tenían que estar los cuatro.
El agua subió el nivel y Juro trató de mantenerse a flote. En cierto momento, un tirón le asaltó y poco a poco, empezó a hundirse, de espaldas a Riko o Ayame. Cruelmente, ninguno de los dos se dio cuenta de su problema. Ninguno pudo socorrerle.
Trató de aferrarse a una tubería, cercana ya al techo, pero el tirón era demasiado fuerte. Como si algo, desde abajo, le atrayese, inevitablemente.
Se hundió, con impotencia.
« ¡Socorro! ¡Por favor! ¡Alguién! »
Su conciencia se diluyó, como el agua...
Cuando despertó, se dio cuenta de que estaba tumbado en una cama. Muebles inmaculados, sin polvo. La puerta al fondo y una buena iluminación. Tuvo una especie de deja vu.
— Otra vez no…
Estaba completamente seco, y no sentía cansancio alguno. El recuerdo del nado desesperado y de sus compañeros se veía tan lejano ya…
Pero seguía en la mansión. Lo supo al ver aquella habitación.
« Esto no es un sueño. ¿Verdad? Todo esto es real »
Empezaba a ser incapaz de distinguirlo…
Juro trató de moverse hacia la puerta, para comprobar si podía salir de ella. Pero entonces, notó algo. Una cuerda estaba atada a su pie izquierdo, de forma que por mucho que tirase no podía salir.
« No, joder, no… »
Empezó a sentir pánico. ¿Cómo había llegado ahí? ¿Quién le había atado? Y lo más importante. ¿Le encontraría alguien? De no ser así, podría morir de hambre y de sed, en una habitación olvidada, sin que nadie lo supiese.
— ¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien ahí!? — vociferó. Empezaba a sentir miedo —. ¡Por favor! ¡Estoy atrapado!
Mientras gritaba, Juro trató de tirar de la cuerda con ambas manos, por si se rompía. Supo que sería en vano. No tenía la fuerza suficiente como para hacer algo así, y solo conseguiría empeorarlo.
Le echó un vistazo a la habitación. Si tan solo hubiese algo que pudiese ayudar a cortar la cuerda…
Jin tomó la pieza. En lugar de enloquecer, el resultado fue mucho peor. Al instante, el agua bajo sus pies se lo tragó.
— ¡Jin! — exclamó Juro, sorprendido y aterrado. Era el que menos rencor podía tener contra él, puesto que no había sido consciente de mientras ocurría todo. Aun así, estuvo seguro de que todos se alarmarían.
Nada más ser tragado, Juro sintió sus oportunidades de salir de esa casa tragadas con él. Lo necesitaban. Por alguna maldita razón. Si querían salir de ahí algún día tenían que estar los cuatro.
El agua subió el nivel y Juro trató de mantenerse a flote. En cierto momento, un tirón le asaltó y poco a poco, empezó a hundirse, de espaldas a Riko o Ayame. Cruelmente, ninguno de los dos se dio cuenta de su problema. Ninguno pudo socorrerle.
Trató de aferrarse a una tubería, cercana ya al techo, pero el tirón era demasiado fuerte. Como si algo, desde abajo, le atrayese, inevitablemente.
Se hundió, con impotencia.
« ¡Socorro! ¡Por favor! ¡Alguién! »
Su conciencia se diluyó, como el agua...
…
Cuando despertó, se dio cuenta de que estaba tumbado en una cama. Muebles inmaculados, sin polvo. La puerta al fondo y una buena iluminación. Tuvo una especie de deja vu.
— Otra vez no…
Estaba completamente seco, y no sentía cansancio alguno. El recuerdo del nado desesperado y de sus compañeros se veía tan lejano ya…
Pero seguía en la mansión. Lo supo al ver aquella habitación.
« Esto no es un sueño. ¿Verdad? Todo esto es real »
Empezaba a ser incapaz de distinguirlo…
Juro trató de moverse hacia la puerta, para comprobar si podía salir de ella. Pero entonces, notó algo. Una cuerda estaba atada a su pie izquierdo, de forma que por mucho que tirase no podía salir.
« No, joder, no… »
Empezó a sentir pánico. ¿Cómo había llegado ahí? ¿Quién le había atado? Y lo más importante. ¿Le encontraría alguien? De no ser así, podría morir de hambre y de sed, en una habitación olvidada, sin que nadie lo supiese.
— ¿¡Hola!? ¿¡Hay alguien ahí!? — vociferó. Empezaba a sentir miedo —. ¡Por favor! ¡Estoy atrapado!
Mientras gritaba, Juro trató de tirar de la cuerda con ambas manos, por si se rompía. Supo que sería en vano. No tenía la fuerza suficiente como para hacer algo así, y solo conseguiría empeorarlo.
Le echó un vistazo a la habitación. Si tan solo hubiese algo que pudiese ayudar a cortar la cuerda…
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60