30/12/2017, 11:02
El Uchiha continuó sonriendo, burlón y jocoso. Le agradaba el estar sorprendiendo a su compañera con sus habilidades genéticas, ya no por sentirse superior, si no porque para él era como una travesura. Se sentía otra vez como cuando era niño y molestaba a los campesinos con su hermana, pegándoles sustos de improvisto o preparando bromas pesadas para ellos.
El hecho de que Rika desconociese las propiedades del Sharingan era como una novatada para el pelinegro.
—¡Vamos, Rika-san, tú puedes! —la animó así, socarrón, pero sin malas voluntades.
Observó que su compañera volvía al ataque, en esta ocasión con un kunai en mano. El genin sacó con raudeza de su portador de objetos un arma de idéntico aspecto, sosteniéndola con la extremidad derecha. Al encuentro de ambos, Rika trató de apuñalarlo, a lo que él bloqueó la hoja ajena con la suya propia. Sus aceros quedaron entrelazados, a espera de comprobar quién era el portador más fuerte.
Ralexion le dio una patada en el estómago poco después, con la intención de apartarla y separarlos.
—Vaya vaya, veo que lo estáis pasando bien.
El muchacho reconoció al instante aquella voz. Se trataba de la misma mujer que lo había llevado hasta allí. Se mantenía en pie, con los brazos cruzados, observándolos desde otra puerta corredera que daba entrada al patio de entrenamiento. Sonreía de una manera fría y calculadora.
—Espero no ser una molestia, Raiden-sensei, pero necesito llevarme a tu pupilo —explicó a la par que caminaba hacia el grupo—. Ha surgido un... imprevisto.
El sensei rubio se limitó a asentir con el rostro sin dejar de mirarla fijamente. La presencia de aquella fémina les ponía los pelos de punta a todos los presentes, el Nara inclusive. La médica acrecentó su mueca.
Ralexion suspiró, y tras un gesto por parte de la kunoichi, echó a andar tras ella. Le dedicó una última mirada a Raiden y a Rika antes de desaparecer tras el umbral...
El hecho de que Rika desconociese las propiedades del Sharingan era como una novatada para el pelinegro.
—¡Vamos, Rika-san, tú puedes! —la animó así, socarrón, pero sin malas voluntades.
Observó que su compañera volvía al ataque, en esta ocasión con un kunai en mano. El genin sacó con raudeza de su portador de objetos un arma de idéntico aspecto, sosteniéndola con la extremidad derecha. Al encuentro de ambos, Rika trató de apuñalarlo, a lo que él bloqueó la hoja ajena con la suya propia. Sus aceros quedaron entrelazados, a espera de comprobar quién era el portador más fuerte.
Ralexion le dio una patada en el estómago poco después, con la intención de apartarla y separarlos.
—Vaya vaya, veo que lo estáis pasando bien.
El muchacho reconoció al instante aquella voz. Se trataba de la misma mujer que lo había llevado hasta allí. Se mantenía en pie, con los brazos cruzados, observándolos desde otra puerta corredera que daba entrada al patio de entrenamiento. Sonreía de una manera fría y calculadora.
—Espero no ser una molestia, Raiden-sensei, pero necesito llevarme a tu pupilo —explicó a la par que caminaba hacia el grupo—. Ha surgido un... imprevisto.
El sensei rubio se limitó a asentir con el rostro sin dejar de mirarla fijamente. La presencia de aquella fémina les ponía los pelos de punta a todos los presentes, el Nara inclusive. La médica acrecentó su mueca.
Ralexion suspiró, y tras un gesto por parte de la kunoichi, echó a andar tras ella. Le dedicó una última mirada a Raiden y a Rika antes de desaparecer tras el umbral...