2/01/2018, 19:50
El joven Isa no era muy perspicaz, pero no hacía falta mucha para darse cuenta cuando al sujeto del tatuaje en la cara se le marcaron las venas en los ojos. "Vaya, vaya. En cuanto vi sus ojos tuve mis sospechas, pero ahora la confirmo. Me pregunto si todos los que tienen los ojos así son portadores del doujutsu." Desconocía el nombre de la técnica, pero recordaba -o al menos eso creía él- vagamente el uso de la misma. "Este tipo... ¿Qué fue lo que vio allá adentro?." Una mirada inquisitoria fue dedicada a su compañero de profesión. "Ah, carajo. Ya casi tenía al otro bailando en mi mano, pero ahora que salió con esto la cosa puede que se descontrole. No tengo ni idea de que es lo que planea conseguir con esto."
—Tú, ¿cómo demonios sabes que juego a las cartas?— Le preguntó. Más no con miedo, sino con sorpresa clara, alzando la ceja mientras observaba las venas que acababan de marcarse al otro producto de su técnica.
—¿Qué vergas te pasó en los ojos?— Se había distraído del problema original.
"Esto no está bien. Sus esfuerzos para intimidarlo no están teniendo efecto." El joven pelimorado odiaba meterse en broncas por nimiedades, y estaba seguro que sin la intervención del otro ya estaría saboreando su caramelo. "La puta madre."
—Que me parta un mal rayo— Tras mascullar, se alejó del mostrador bruscamente, como si desdeñara el local. —¿Podríamos acabar ya con este circo? Todos tenemos un tiempo valioso que no podemos desperdiciar... O al menos yo lo tengo. Ya si ustedes quieren seguir acá discutiendo sin llegar a ningún lado no es mi problema, sólo dame lo que te pedí y listo—. Hizo un ademán dándole vueltas a su mano, volteando la cara a la calle restándole importancia al asunto.
—Ya pa'qué, anda toma.— Se agachó para tomar el dulce y luego se lo lanzó de manera exabrupta, a lo que el Isa reaccionó con presteza agarrándolo cuando estaba a punto de darle en la cara.—Es más, te lo regalo con tal de que no vuelvas a asomar tu careto por acá. Peeero...— Hizo una pausa mirando al jovenzuelo de cabellos castaños. —Tú me debes explicaciones. ¿Con qué derecho vienes acá a acusarme de algo que no hice, eh?— Se le notaba molesto, afilando la mirada y su gesto. —Para tu información, el dueño es mi viejo, el que de hecho me enseñó a jugar. ¿Y aún así te pones a calumniarme de esa manera?— Sabía que estaba en una posición de ventaja, pero eso no aliviaba el enojo que habían despertado en él. —Te vienes a quejar que no hable mal de los shinobis y lo primero que haces es tratar de chantajearme, inventando cosas de mí... ¿Me estás escuchando?, ¿eh?, ¿EH? ¿ACASO NECESITAS LAVADO DE OREJAS PARA SACARTE LA MIERDA QUE TIENES ADENTRO? Anda, que yo no pienso dejar que se me incrimine injustamente.
"La la~ Se armó una buena, pero eso ya no es de mi incumbencia~" Meditaba mientras empezaba a quitarle el envoltorio al dulce y se preparaba para recoger el resto de las bolsas de compra.
—Tú, ¿cómo demonios sabes que juego a las cartas?— Le preguntó. Más no con miedo, sino con sorpresa clara, alzando la ceja mientras observaba las venas que acababan de marcarse al otro producto de su técnica.
—¿Qué vergas te pasó en los ojos?— Se había distraído del problema original.
"Esto no está bien. Sus esfuerzos para intimidarlo no están teniendo efecto." El joven pelimorado odiaba meterse en broncas por nimiedades, y estaba seguro que sin la intervención del otro ya estaría saboreando su caramelo. "La puta madre."
—Que me parta un mal rayo— Tras mascullar, se alejó del mostrador bruscamente, como si desdeñara el local. —¿Podríamos acabar ya con este circo? Todos tenemos un tiempo valioso que no podemos desperdiciar... O al menos yo lo tengo. Ya si ustedes quieren seguir acá discutiendo sin llegar a ningún lado no es mi problema, sólo dame lo que te pedí y listo—. Hizo un ademán dándole vueltas a su mano, volteando la cara a la calle restándole importancia al asunto.
—Ya pa'qué, anda toma.— Se agachó para tomar el dulce y luego se lo lanzó de manera exabrupta, a lo que el Isa reaccionó con presteza agarrándolo cuando estaba a punto de darle en la cara.—Es más, te lo regalo con tal de que no vuelvas a asomar tu careto por acá. Peeero...— Hizo una pausa mirando al jovenzuelo de cabellos castaños. —Tú me debes explicaciones. ¿Con qué derecho vienes acá a acusarme de algo que no hice, eh?— Se le notaba molesto, afilando la mirada y su gesto. —Para tu información, el dueño es mi viejo, el que de hecho me enseñó a jugar. ¿Y aún así te pones a calumniarme de esa manera?— Sabía que estaba en una posición de ventaja, pero eso no aliviaba el enojo que habían despertado en él. —Te vienes a quejar que no hable mal de los shinobis y lo primero que haces es tratar de chantajearme, inventando cosas de mí... ¿Me estás escuchando?, ¿eh?, ¿EH? ¿ACASO NECESITAS LAVADO DE OREJAS PARA SACARTE LA MIERDA QUE TIENES ADENTRO? Anda, que yo no pienso dejar que se me incrimine injustamente.
"La la~ Se armó una buena, pero eso ya no es de mi incumbencia~" Meditaba mientras empezaba a quitarle el envoltorio al dulce y se preparaba para recoger el resto de las bolsas de compra.