2/01/2018, 21:30
Tal y como el pelinegro se temía, el reptil escupió otra andanada de aliento ácido contra su persona. Sin embargo, tanto él como Akame —ahora a su vera— lograron ser el bando más rápido en aquel duelo subterráneo. Su acompañante logró conjurar una técnica de proporciones brutales, la cual absorbió a su propia bola ígnea. El genin quedó pasmado durante unos instantes, embelesado por las capacidades de Akame. Era escuálido y parecía falto de entrenamiento físico, pero cada vez le quedaba más claro que era poderoso, mucho más que sí mismo.
Resultó ser un impacto directo. El mar de llamas se tragó a la serpiente, débil frente a tal elemento. Necesitaron entrecerrar los ojos debido a la cantidad de luz generada por la conflagración resultante. Sin embargo y no obstante, cuando el espectáculo de luz desapareció y solo quedó a su paso el característico olor a carne quemada, el chakra del reptil seguía ahí.
El pelinegro suspiró con exhasperación. «La hemos golpeado duro dos veces, y ahí sigue... maldita sea, como logre regenerarse será todo un maldito desperdicio.».
No solo eso, la respiración del muchacho era irregular. Estaba cansado, había gastado mucho chakra en un corto espacio de tiempo, y a diferencia de Akame, él no disponía de píldoras que le ayudasen a recuperar el aliento. Sabía que todavía podía esforzarse más antes de caer rendido, pero a su vez era consciente de que no estaba muy lejos de quedarse sin combustible en el depósito.
Entonces habló su congénere.
—Ralexion-san, necesito que distraigas a la bestia. Ahora está malherida, pero ese chakra tan extraño no tardará en regenerar su cuerpo... Tan sólo me hacen falta unos segundos, los suficientes como para acercarme hasta ella sin llevarme un coletazo de regalo. Su piel es demasiado gruesa, apunta a los ojos.
El kusajin se llevó la diestra a su hombro derecho y giró el cuello a la derecha, luego a la izquierda; con cada uno de estos movimientos se pudo escuchar el "crack" de los huesos. Acto seguido tomó una afanosa bocanada de aire.
—Vale. Pero intenta ser rápido, no dejes que se regenere demasiado ni que me mate —expresó con pasividad.
Ralexion ni aguardó una respuesta por parte de su colocutor. Se puso manos a la obra de inmediato, puesto que el tiempo apremiaba. Bordeó al titán por su flanco izquierdo, preparando dos shurikens en su mano izquierda. Sí, los ojos, aquellos orbes brillantes plagados de malicia. No estaría de más extinguir su luz.
—¡EH, VEN A POR MÍ! —si el haberse puesto a correr no era suficiente para captar la atención de la serpiente, se aseguraría de conseguirlo con sus desafíos verbales a viva voz— ¡ESTOY AQUÍ, SERPIENTE ESTÚPIDA!
Cuando gozara de su atención y le mirara de la misma manera que había hecho antes, el Uchiha lanzaría sus dos estrellas ninja contra los ojos del animal. Entre tanto seguiría corriendo, a distancia media del monstruo, con suficiente espacio como para esquivarlo si era necesario pero no tanto como para dificultar los tiros.
Se iba aproximando a la piscina de la que había salido la serpiente...
Resultó ser un impacto directo. El mar de llamas se tragó a la serpiente, débil frente a tal elemento. Necesitaron entrecerrar los ojos debido a la cantidad de luz generada por la conflagración resultante. Sin embargo y no obstante, cuando el espectáculo de luz desapareció y solo quedó a su paso el característico olor a carne quemada, el chakra del reptil seguía ahí.
El pelinegro suspiró con exhasperación. «La hemos golpeado duro dos veces, y ahí sigue... maldita sea, como logre regenerarse será todo un maldito desperdicio.».
No solo eso, la respiración del muchacho era irregular. Estaba cansado, había gastado mucho chakra en un corto espacio de tiempo, y a diferencia de Akame, él no disponía de píldoras que le ayudasen a recuperar el aliento. Sabía que todavía podía esforzarse más antes de caer rendido, pero a su vez era consciente de que no estaba muy lejos de quedarse sin combustible en el depósito.
Entonces habló su congénere.
—Ralexion-san, necesito que distraigas a la bestia. Ahora está malherida, pero ese chakra tan extraño no tardará en regenerar su cuerpo... Tan sólo me hacen falta unos segundos, los suficientes como para acercarme hasta ella sin llevarme un coletazo de regalo. Su piel es demasiado gruesa, apunta a los ojos.
El kusajin se llevó la diestra a su hombro derecho y giró el cuello a la derecha, luego a la izquierda; con cada uno de estos movimientos se pudo escuchar el "crack" de los huesos. Acto seguido tomó una afanosa bocanada de aire.
—Vale. Pero intenta ser rápido, no dejes que se regenere demasiado ni que me mate —expresó con pasividad.
Ralexion ni aguardó una respuesta por parte de su colocutor. Se puso manos a la obra de inmediato, puesto que el tiempo apremiaba. Bordeó al titán por su flanco izquierdo, preparando dos shurikens en su mano izquierda. Sí, los ojos, aquellos orbes brillantes plagados de malicia. No estaría de más extinguir su luz.
—¡EH, VEN A POR MÍ! —si el haberse puesto a correr no era suficiente para captar la atención de la serpiente, se aseguraría de conseguirlo con sus desafíos verbales a viva voz— ¡ESTOY AQUÍ, SERPIENTE ESTÚPIDA!
Cuando gozara de su atención y le mirara de la misma manera que había hecho antes, el Uchiha lanzaría sus dos estrellas ninja contra los ojos del animal. Entre tanto seguiría corriendo, a distancia media del monstruo, con suficiente espacio como para esquivarlo si era necesario pero no tanto como para dificultar los tiros.
Se iba aproximando a la piscina de la que había salido la serpiente...