5/01/2018, 17:01
La dupla tenía luz verde para hacer uso del Túnel, lo cual era un alivio enorme. De no haber tenido acceso a usarlo, tendrían que rodear la totalidad de la Llanura, y eso hubiese sido una perdida de tiempo astronómica.
—Bien, procederé a retirarme.
Contestó para luego darse la vuelta y hacer un par de pasos. Sería entonces cuando vería a la fémina acercarsele, Mogura detuvo sus pasos en cuanto la notó acercarse. Sin mas, y pese a toda posible sospecha, la kunoichi se limitó a realizar una reverencia y decir unas palabras
—Buenos días, me presentaría de nuevo... pero ya me conoce usted, ¿verdad? ¿cual era su nombre? ¿Magane Monura?
No todo estaba tan perdido con esa mujer, al menos tenía una remota idea de lo que eran las formas. Aunque su memoria... esa maldita memoria... Siempre atentaba contra la paciencia del médico.
—Buenos días, Watasashi Aiko.
Saludó para luego llevarse una mano hasta la cabeza y arreglarse el cabello, aunque no fuese necesario.
—Manase Mogura es mi nombre. Evita olvidarlo, por favor.
Corregiría entonces a su subordinada acompañando sus palabras con una petición, si bien su tono era tan serio como siempre, había cierta amabilidad en su forma de decir aquello último. Tenía que trabajar con la mujer y lo último que necesitaba es que estuviese molesta o en alguna clase de mal humor.
—Bien, procederé a retirarme.
Contestó para luego darse la vuelta y hacer un par de pasos. Sería entonces cuando vería a la fémina acercarsele, Mogura detuvo sus pasos en cuanto la notó acercarse. Sin mas, y pese a toda posible sospecha, la kunoichi se limitó a realizar una reverencia y decir unas palabras
—Buenos días, me presentaría de nuevo... pero ya me conoce usted, ¿verdad? ¿cual era su nombre? ¿Magane Monura?
No todo estaba tan perdido con esa mujer, al menos tenía una remota idea de lo que eran las formas. Aunque su memoria... esa maldita memoria... Siempre atentaba contra la paciencia del médico.
—Buenos días, Watasashi Aiko.
Saludó para luego llevarse una mano hasta la cabeza y arreglarse el cabello, aunque no fuese necesario.
—Manase Mogura es mi nombre. Evita olvidarlo, por favor.
Corregiría entonces a su subordinada acompañando sus palabras con una petición, si bien su tono era tan serio como siempre, había cierta amabilidad en su forma de decir aquello último. Tenía que trabajar con la mujer y lo último que necesitaba es que estuviese molesta o en alguna clase de mal humor.
Hablo - Pienso