5/01/2018, 18:20
Aiko se temía que el dúo iba a llegar en un estado no muy adecuado, muertos en sus propias palabras. Graciosa elección de palabras, ella no podía morir y él no tenía intención alguna de hacerlo.
Era importante llegar a Yachi con las últimas luces del día, de forma tal que después de un descanso pudiesen iniciar a trabajar, a primer hora.
—Hasta luego, Watasashi Aiko.
La kunoichi se despidió por el momento y se dirigió en una dirección que solo ella conocía, Mogura correspondió la despedida e hizo lo suyo también.
Sin intenciones de perder tiempo, se apresuró hasta su hogar para recoger un morral con un montón de elementos útiles para el camino, como un mapa, brújula y, por supuesto, comida. Aunque esta última estaría sellada en un pergamino celosamente guardado en su chaleco. Ya que al estar fuera de la aldea, esa comida era tan esencial como una espada bien afilada.
Al cabo de una hora, ni un minuto más ni un menos. El chuunin se presentaría en la entrada de la aldea.
Era importante llegar a Yachi con las últimas luces del día, de forma tal que después de un descanso pudiesen iniciar a trabajar, a primer hora.
—Hasta luego, Watasashi Aiko.
La kunoichi se despidió por el momento y se dirigió en una dirección que solo ella conocía, Mogura correspondió la despedida e hizo lo suyo también.
Sin intenciones de perder tiempo, se apresuró hasta su hogar para recoger un morral con un montón de elementos útiles para el camino, como un mapa, brújula y, por supuesto, comida. Aunque esta última estaría sellada en un pergamino celosamente guardado en su chaleco. Ya que al estar fuera de la aldea, esa comida era tan esencial como una espada bien afilada.
Al cabo de una hora, ni un minuto más ni un menos. El chuunin se presentaría en la entrada de la aldea.
Hablo - Pienso