5/01/2018, 18:35
Para cuando la pelirroja se despidió, el chico hizo de igual manera. Cada uno tomó rumbo a sus asuntos, y si bien ella no sabía qué haría el, lo mismo pasaba a la contraria. Pero ese no era asunto que le cundiese mucha importancia a la de cabellera rojiza. Tal y como tenía planteado, acudió a la tienda de ramen, y comió con tranquilidad. Le sobró tiempo, un tiempo que aprovechó bebiendo con tranquilidad una cerveza sentada en una terraza.
Disfrutó de la lluvia por un rato mas, dejando que ésta la mojase como desde hacía rato. Disfrutaba de dos grandes placeres, el agua que la bendecía, y la cerveza que la serenaba. Hasta que llegase el límite de hora fijado, esas eran sus únicas dos compañeras de andanza. Por suerte supo controlarse, y tan solo se tomó una cerveza.
Quizás habría estado mal presentarse pedo en la puerta de la aldea.
Fuese como fuese, terminó por presentarse justo en el plazo fijado; una hora desde la despedida. Cuando llegó, encontró que el chico había tomado un morral. Bien la chica podía haber hecho lo mismo, pero no... supo invertir su tiempo de mejor manera, al menos a su parecer.
Caminó hasta situarse apenas a un par de metros de Mogura —Yachi nos espera.
Habían mil y una formas de decir que podían partir mucho mas educadas, pero ella era... ella.
Disfrutó de la lluvia por un rato mas, dejando que ésta la mojase como desde hacía rato. Disfrutaba de dos grandes placeres, el agua que la bendecía, y la cerveza que la serenaba. Hasta que llegase el límite de hora fijado, esas eran sus únicas dos compañeras de andanza. Por suerte supo controlarse, y tan solo se tomó una cerveza.
Quizás habría estado mal presentarse pedo en la puerta de la aldea.
Fuese como fuese, terminó por presentarse justo en el plazo fijado; una hora desde la despedida. Cuando llegó, encontró que el chico había tomado un morral. Bien la chica podía haber hecho lo mismo, pero no... supo invertir su tiempo de mejor manera, al menos a su parecer.
Caminó hasta situarse apenas a un par de metros de Mogura —Yachi nos espera.
Habían mil y una formas de decir que podían partir mucho mas educadas, pero ella era... ella.