5/01/2018, 22:25
Los aldeanos caminaron adelante demostrando cual era el camino a seguir a los shinobis, mientras tantos estos los seguían con varios pasos de diferencia...
—Pues... lo normal, quiero un par de huevos de esos...— Dije con sinceridad. —¿Cuántos huevos azules has visto? Debe haber algo anormal o algo diferente y me gustaría estudiarlo,
podría ser que las gallinas estén evolucionando, quizá en unas décadas todos consumamos huevos azules...— Comenté sin tener certeza de ello.
Me mantuve en silencio, siguiendo los pasos del cocinero y sus hijos, no diría nada más, a menos que Rika preguntase algo más, quizá ahora se sintiera como idiota por ayudarme a un objetivo personal, quizá no... No obstante, no ahondaría en ello.
El estampado de piedra guiaba a los ninjas por el jardín lleno de hierba un poco alta y alguna flores, algunos mosquitos se posarían en las piernas de ambos e incluso en sus brazos, o cualquier lugar accesible a ellos, indistintamente de donde se encontrasen, se atreverían a chupar la sangre de los recién llegados, nada como sangre nueva por el vecindario.
Agité mis manos para evitar que los mismos siguieran intentando comerme, incluso tuve que recurrir a aplastarlos con mi mano porque algunos se rehusaban a marcharse. —Estos mosquitos...— Susurré.
Pocos minutos después ambos estaríamos en la entrada de la casa de madera caoba, grande, deberían subir unos cuantos escalones del mismo material y verían un pequeño porche en donde habían algunas cuantas sillas y flores en jarrones, justo frente a la puerta había una alfombra, y el portal estaba protegido por una malla que no dejaba que ningún insecto pasara, bueno quizá algunas hormigas podrían pasar por ahí.
El señor abriría la puerta y los hijos se harían a un lado dando espacio para que sus invitados pasaran primero. —Adelante.— Señaló el interior con la palma derecha, una vez ambos hubiéramos entrado, entrarían sus hijos y luego él, cerrando la puerta.
El interior se vería acogedor, de frente se veía otra puerta y a la derecha unas escaleras que llevaban al segundo piso, a la izquierda estaba la sala con varios muebles, en las paredes se podrían ver varias fotos de la familia.
—Tomen asiento, traeré algo para refrescarlos un poco.— Comentó y se retiró por la puerta junto a la escalera.
Por su parte, el cocinero y sus dos hijos restantes tomaron asiento y esperaron a que Rika y mi persona nos pusiéramos cómodos.
—Realmente tengo que admitir que he estado un poco preocupado porque últimamente han intentado robar la gallina, no sé que piensan que puede hacer, o con qué fin, pero no es algo que quisiera...— Hizo una pausa. —Cuando puso el primer huevo azul corrió el rumor por todo el lugar y entonces no han parado de llegar personas a robarla a ella o sus huevos.— Explicó brevemente.
—Es tu turno...— Agregó la menor.
—Sinceramente no vengo a robar su gallina o sus huevos, vengo con la intención de hacer un trato o
comprar alguno de esos huevos...— Dije directamente sin rodeos.
—¿Y que harás con el huevo?— Preguntó el castaño.
—Estudiarle, saber porque sus huevos son azules y su genética y ese tipo de cosas.—
El hombre se mantuvo en silencio mientras escuchaba lo que decía.—¿Y qué tienes para ofrecer?— Preguntó demostrando interés en lo que podría ofrecer.
—Primero me gustaría ver la gallina y los huevos.— Comenté mientras esperaba la aprobación del dueño de la granja.
—Aquí están las bebidas.---- Comentó la hermana mayor mientras ingresaba con una bandeja y varios vasos de cristal con hielo y una bebida amarilla pálida. —Es limonada y está bien fría.— Aseguró mientras ofrecía a Rika y a Keisuke.
Tomé un vaso y lo llevé rápidamente a mis labios para luego dar un sorbo al líquido.
—Pues... lo normal, quiero un par de huevos de esos...— Dije con sinceridad. —¿Cuántos huevos azules has visto? Debe haber algo anormal o algo diferente y me gustaría estudiarlo,
podría ser que las gallinas estén evolucionando, quizá en unas décadas todos consumamos huevos azules...— Comenté sin tener certeza de ello.
Me mantuve en silencio, siguiendo los pasos del cocinero y sus hijos, no diría nada más, a menos que Rika preguntase algo más, quizá ahora se sintiera como idiota por ayudarme a un objetivo personal, quizá no... No obstante, no ahondaría en ello.
El estampado de piedra guiaba a los ninjas por el jardín lleno de hierba un poco alta y alguna flores, algunos mosquitos se posarían en las piernas de ambos e incluso en sus brazos, o cualquier lugar accesible a ellos, indistintamente de donde se encontrasen, se atreverían a chupar la sangre de los recién llegados, nada como sangre nueva por el vecindario.
Agité mis manos para evitar que los mismos siguieran intentando comerme, incluso tuve que recurrir a aplastarlos con mi mano porque algunos se rehusaban a marcharse. —Estos mosquitos...— Susurré.
Pocos minutos después ambos estaríamos en la entrada de la casa de madera caoba, grande, deberían subir unos cuantos escalones del mismo material y verían un pequeño porche en donde habían algunas cuantas sillas y flores en jarrones, justo frente a la puerta había una alfombra, y el portal estaba protegido por una malla que no dejaba que ningún insecto pasara, bueno quizá algunas hormigas podrían pasar por ahí.
El señor abriría la puerta y los hijos se harían a un lado dando espacio para que sus invitados pasaran primero. —Adelante.— Señaló el interior con la palma derecha, una vez ambos hubiéramos entrado, entrarían sus hijos y luego él, cerrando la puerta.
El interior se vería acogedor, de frente se veía otra puerta y a la derecha unas escaleras que llevaban al segundo piso, a la izquierda estaba la sala con varios muebles, en las paredes se podrían ver varias fotos de la familia.
—Tomen asiento, traeré algo para refrescarlos un poco.— Comentó y se retiró por la puerta junto a la escalera.
Por su parte, el cocinero y sus dos hijos restantes tomaron asiento y esperaron a que Rika y mi persona nos pusiéramos cómodos.
—Realmente tengo que admitir que he estado un poco preocupado porque últimamente han intentado robar la gallina, no sé que piensan que puede hacer, o con qué fin, pero no es algo que quisiera...— Hizo una pausa. —Cuando puso el primer huevo azul corrió el rumor por todo el lugar y entonces no han parado de llegar personas a robarla a ella o sus huevos.— Explicó brevemente.
—Es tu turno...— Agregó la menor.
—Sinceramente no vengo a robar su gallina o sus huevos, vengo con la intención de hacer un trato o
comprar alguno de esos huevos...— Dije directamente sin rodeos.
—¿Y que harás con el huevo?— Preguntó el castaño.
—Estudiarle, saber porque sus huevos son azules y su genética y ese tipo de cosas.—
El hombre se mantuvo en silencio mientras escuchaba lo que decía.—¿Y qué tienes para ofrecer?— Preguntó demostrando interés en lo que podría ofrecer.
—Primero me gustaría ver la gallina y los huevos.— Comenté mientras esperaba la aprobación del dueño de la granja.
—Aquí están las bebidas.---- Comentó la hermana mayor mientras ingresaba con una bandeja y varios vasos de cristal con hielo y una bebida amarilla pálida. —Es limonada y está bien fría.— Aseguró mientras ofrecía a Rika y a Keisuke.
Tomé un vaso y lo llevé rápidamente a mis labios para luego dar un sorbo al líquido.