8/01/2018, 20:04
Desde el día en que la obligaron a formar parte de un equipo se había visto obligada a regresar constantemente a los dojos, para entrenar, para discutir alguna cosa o cualquier cosa que pudiera ser hasta trivial. Pero no le quedaba de otra, no podía negarse a cumplir con las órdenes de sus superiores aunque eso significase perderse reiteradas veces por la aldea y tener alguna que otra pelea con los animales que Raiden invocaba.
El hombre no le agradaba en lo más mínimo y sus compañeros… solo podía decir que Ralexion le agradaba, aunque habían tenido un encuentro algo incómodo la última vez y la pelirroja no era capaz de olvidarse de ello como para mirarle de nuevo a los ojos.
Sea como fuere, la de ojos blancos había acudido al llamado de su sensei y terminado el asunto que le pareció más bien una pérdida de tiempo, salió del recinto con la intensión de regresar a casa, cuestión que seguramente le llevaría más horas de las habituales.
«¿Para qué nos llamó? »se quejaba la pelirroja que a pesar de la molestia, seguía con su habitual mirada apagada y melancólica.
Era un bonito día a decir verdad, lógico considerando que ya estaban en primavera. La brisa que soplaba era cálida aunque no en exceso, el cielo estaba despejado y las flores de todos los arbustos y árboles ya habían florecido. Era todo muy bonito aunque Ritsuko pretendía aprovechar aquel día para dormir y perder el tiempo en casa.
Si es que nada ni nadie la interrumpía, aunque si no lo hacía alguien más, seguramente su sentido de la orientación se encargaría de obligarla a aprovechar el día fuera de casa.
El hombre no le agradaba en lo más mínimo y sus compañeros… solo podía decir que Ralexion le agradaba, aunque habían tenido un encuentro algo incómodo la última vez y la pelirroja no era capaz de olvidarse de ello como para mirarle de nuevo a los ojos.
Sea como fuere, la de ojos blancos había acudido al llamado de su sensei y terminado el asunto que le pareció más bien una pérdida de tiempo, salió del recinto con la intensión de regresar a casa, cuestión que seguramente le llevaría más horas de las habituales.
«¿Para qué nos llamó? »se quejaba la pelirroja que a pesar de la molestia, seguía con su habitual mirada apagada y melancólica.
Era un bonito día a decir verdad, lógico considerando que ya estaban en primavera. La brisa que soplaba era cálida aunque no en exceso, el cielo estaba despejado y las flores de todos los arbustos y árboles ya habían florecido. Era todo muy bonito aunque Ritsuko pretendía aprovechar aquel día para dormir y perder el tiempo en casa.
Si es que nada ni nadie la interrumpía, aunque si no lo hacía alguien más, seguramente su sentido de la orientación se encargaría de obligarla a aprovechar el día fuera de casa.