9/01/2018, 19:22
El intento de la pelirroja de liberar a su compañera de un posible genjutsu no dio resultado, y hasta pareció que le había empeorado porque un hilo de baba se le podía ver por la comisura de los labios. «Ay no »pensó algo asustada y sin saber qué hacer para remediar lo que hizo, más que pasarle la mano por la cara para limpiarle la saliva.
—No, o es un genjutsu muy fuerte para mí o ni siquiera es un genjutsu —explicó rápidamente haciéndose a un lado.
En momentos así no podía hacer otra cosa que echarse la culpa al no ser muy buena con esa disciplina, pero por lo menos lo había intentado. Y lo peor le vendría tan pronto como Ralexion volviese a hablar.
El chico estaba más que dispuesto a llevarse a la Sarutobi, así tenga que cargar con ello y era probablemente demasiado incluso para él, aunque por lo menos, estar en contacto directo con la chica le ayudaría a recuperar algo de calor corporal y si la llevaba sobre la espalda también lo cubriría del agua en mayor medida.
De paso, el chico se dio el lujito de regañar a la pelirroja que le miró, con ojos llorosos y manos temblorosas, como cualquier niño al recibir una reprimenda.
—Aprovecha y búscate otro abrigo, o tráeme uno de mi casa —dijo alzando un poco la voz para que le escuchara—. ¡La llave está debajo de la piedra grande al lado de la puerta!
Curioso lugar para esconder una llave, ¿no?
Sin más que hacer o decir, la pelirroja se puso la capa y ya no le quedaba mucho más por hacer que ponerse a trabajar, reparando primero los tablones aunque primero prefería hacer una rápida revisión de las herramientas y materiales que tenía disponibles. No vaya a ser que corte algo que luego no podrá acomodar como le gustaría por falta de algún elemento.
—No, o es un genjutsu muy fuerte para mí o ni siquiera es un genjutsu —explicó rápidamente haciéndose a un lado.
En momentos así no podía hacer otra cosa que echarse la culpa al no ser muy buena con esa disciplina, pero por lo menos lo había intentado. Y lo peor le vendría tan pronto como Ralexion volviese a hablar.
El chico estaba más que dispuesto a llevarse a la Sarutobi, así tenga que cargar con ello y era probablemente demasiado incluso para él, aunque por lo menos, estar en contacto directo con la chica le ayudaría a recuperar algo de calor corporal y si la llevaba sobre la espalda también lo cubriría del agua en mayor medida.
De paso, el chico se dio el lujito de regañar a la pelirroja que le miró, con ojos llorosos y manos temblorosas, como cualquier niño al recibir una reprimenda.
—Aprovecha y búscate otro abrigo, o tráeme uno de mi casa —dijo alzando un poco la voz para que le escuchara—. ¡La llave está debajo de la piedra grande al lado de la puerta!
Curioso lugar para esconder una llave, ¿no?
Sin más que hacer o decir, la pelirroja se puso la capa y ya no le quedaba mucho más por hacer que ponerse a trabajar, reparando primero los tablones aunque primero prefería hacer una rápida revisión de las herramientas y materiales que tenía disponibles. No vaya a ser que corte algo que luego no podrá acomodar como le gustaría por falta de algún elemento.