10/01/2018, 01:46
Juro observó por algo que pudiese usar, muy nervioso. ¡Pero había nada! ¡iba a morir ahí! La desesperación empezaba a inundarle…
« Calmate Juro. Si te pones así, no lograrás nada… »
La voz de su hermana, que tantas veces le había dicho eso, se hizo paso en su memoria y logró que se calmase. Juro respiró profundamente unas cuantas veces.
Volvió a observar, esta vez más calmado. Y localizó un bulto en la alfombra. Estaba cerca, más cerca de lo que podría estar.
Trató de estirarse y alcanzarlo, pero por más que lo hiciese, no llegaba. Su pierna protestó ante los tirones — probablemente, le quedaría una buena marca. Sería una suerte si no empezaba a sangrar — hasta que tuvo que rendirse. Realmente no llegaba.
Justo cuando empezó a pensar en alguna otra opción, una mano de madera recogió lo que había en la alfombra y se lo acercó.
Juro alzó la vista, para encontrarse con su marioneta, cara a cara.
— ¿Gen? — murmuró, sorprendido. Estaba ahí, y se estaba moviendo… ¿solo? —. Oh dios mío, Gen. ¿A ti también te han poseído? ¿Es eso?
Sin embargo, su marioneta no intentó matarle ni empezó a dispar fuego. Eso era un alivio. En lugar de eso, le estaba teniendo lo que había bajo la alfombra: una pieza de puzle idéntica a la que le había hecho enloquecer en las cocinas. Pero tenía un extremo filoso.
Entonces lo supo. Algo o alguien quería que cogiese esa pieza. La misma persona, quizá, que le había atado. Le estaban forzando a decidir.
— Oye… ¡No tiene gracia! ¡Deja a Gen en paz, seas quien seas! ¡Es mío! — gritó, a los cuatro vientos, como si alguien le estuviera escuchando en la habitación.
Barajo las opciones. Si se enloquecía, poco podría hacer. Pero tampoco podría causar ningún daño, ¿no? Al fin y al cabo, estaba atado. Si tuviese control de su chakra, podría manejar a Gen y utilizarlo, pero eso no podría ser.
Y no es que tuviera más opciones. Era arriesgarse o morir ahí.
— Espero que no me estés traicionando, colega… — le susurró a la marioneta, mientras estiraba el brazo.
Primero, simplemente se limitó a tocar la pieza con un dedo, para ver si esta provocaba algun efecto. Si no pasaba nada, probaría a tomarla con su mano derecha.
Si todo salía bien y nada se descontrolaba, podría cortar la cuerda.
« Calmate Juro. Si te pones así, no lograrás nada… »
La voz de su hermana, que tantas veces le había dicho eso, se hizo paso en su memoria y logró que se calmase. Juro respiró profundamente unas cuantas veces.
Volvió a observar, esta vez más calmado. Y localizó un bulto en la alfombra. Estaba cerca, más cerca de lo que podría estar.
Trató de estirarse y alcanzarlo, pero por más que lo hiciese, no llegaba. Su pierna protestó ante los tirones — probablemente, le quedaría una buena marca. Sería una suerte si no empezaba a sangrar — hasta que tuvo que rendirse. Realmente no llegaba.
Justo cuando empezó a pensar en alguna otra opción, una mano de madera recogió lo que había en la alfombra y se lo acercó.
Juro alzó la vista, para encontrarse con su marioneta, cara a cara.
— ¿Gen? — murmuró, sorprendido. Estaba ahí, y se estaba moviendo… ¿solo? —. Oh dios mío, Gen. ¿A ti también te han poseído? ¿Es eso?
Sin embargo, su marioneta no intentó matarle ni empezó a dispar fuego. Eso era un alivio. En lugar de eso, le estaba teniendo lo que había bajo la alfombra: una pieza de puzle idéntica a la que le había hecho enloquecer en las cocinas. Pero tenía un extremo filoso.
Entonces lo supo. Algo o alguien quería que cogiese esa pieza. La misma persona, quizá, que le había atado. Le estaban forzando a decidir.
— Oye… ¡No tiene gracia! ¡Deja a Gen en paz, seas quien seas! ¡Es mío! — gritó, a los cuatro vientos, como si alguien le estuviera escuchando en la habitación.
Barajo las opciones. Si se enloquecía, poco podría hacer. Pero tampoco podría causar ningún daño, ¿no? Al fin y al cabo, estaba atado. Si tuviese control de su chakra, podría manejar a Gen y utilizarlo, pero eso no podría ser.
Y no es que tuviera más opciones. Era arriesgarse o morir ahí.
— Espero que no me estés traicionando, colega… — le susurró a la marioneta, mientras estiraba el brazo.
Primero, simplemente se limitó a tocar la pieza con un dedo, para ver si esta provocaba algun efecto. Si no pasaba nada, probaría a tomarla con su mano derecha.
Si todo salía bien y nada se descontrolaba, podría cortar la cuerda.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60