10/01/2018, 12:28
La verdad es que Eri se esperaba que Ayame le dijese que no, pero por casualidades de la vida, la joven Aotsuki respondió de forma positiva a su propuesta, por lo que no pudo evitar sonreír ante su comportamiento.
—¡Vamos! Salgamos de esta plaza cuanto antes.
—Eso está hecho.
Ambas bajaron por las escaleras y por fin se vieron fuera de aquella abrumadora multitud que se aglomeraba en la plaza. La verdad es que a ella le agobiaba un poco estar rodeada de gente, pero tampoco quería quejarse ya que, después de todo, había sido idea suya internarse allí para participar en el concurso. Ayame parecía sentir lo mismo que ella pues parecía más animada que antes, o eso pensó cuando se giró hacia ella a preguntar:
—¿Has estado antes en Tanzaku Gai?
—La verdad es que no —contestó con sinceridad —. Así que no sé dónde estamos yendo, solo espero encontrar algún sitio pronto, ¿y tú? —preguntó ella, pensando que a lo mejor podían ahorrarse toda la búsqueda e ir a algún sitio que la kunoichi de la Lluvia conociese.
Aunque si su respuesta era negativa, entre todas las tiendas y negocios cerrados y abiertos habría uno que llamaría su atención bajando un poco más la calle que ambas estaban recorriendo, un lugar con un pequeño cartel donde podía leerse: "Cafetería Teté", iluminado por un pequeño foco de luz blanca. El local era pequeño y bastante acogedor, decorado a la antigua con paredes de madera oscura.
—¡Vamos! Salgamos de esta plaza cuanto antes.
—Eso está hecho.
Ambas bajaron por las escaleras y por fin se vieron fuera de aquella abrumadora multitud que se aglomeraba en la plaza. La verdad es que a ella le agobiaba un poco estar rodeada de gente, pero tampoco quería quejarse ya que, después de todo, había sido idea suya internarse allí para participar en el concurso. Ayame parecía sentir lo mismo que ella pues parecía más animada que antes, o eso pensó cuando se giró hacia ella a preguntar:
—¿Has estado antes en Tanzaku Gai?
—La verdad es que no —contestó con sinceridad —. Así que no sé dónde estamos yendo, solo espero encontrar algún sitio pronto, ¿y tú? —preguntó ella, pensando que a lo mejor podían ahorrarse toda la búsqueda e ir a algún sitio que la kunoichi de la Lluvia conociese.
Aunque si su respuesta era negativa, entre todas las tiendas y negocios cerrados y abiertos habría uno que llamaría su atención bajando un poco más la calle que ambas estaban recorriendo, un lugar con un pequeño cartel donde podía leerse: "Cafetería Teté", iluminado por un pequeño foco de luz blanca. El local era pequeño y bastante acogedor, decorado a la antigua con paredes de madera oscura.