11/01/2018, 00:47
Y así llegaba el momento de la verdad.
El joven ajustó su posición una vez más y tomó una gran bocanada de aire para acto seguido soltarla de una manera clara y sonora, denotando sin lugar a equivocación que se estaba preparando para algo duro, complejo e importante.
Algo como poner las cosas claras entre ambos.
—Ritsuko... —comenzó, como comenzaban todas las charlas sentimentales de peso— Me gustaría hablar sobre dos cosas: lo que pasó hace unos días en tu casa y lo que piensas sobre mí.
»En primer lugar me gustaría disculparme. La conversación no terminó precisamente bien y espero que me perdones por haber sido tan brusco con mis... acercamientos, así como que no tengas en cuenta que termináramos los dos de morros y yo me fuese sin despedirme. También me gustaría saber qué piensas sobre lo que te dije, que me gustas y eso... no sé si te interpreté mal, pero no me quedó claro... ¿no te gusto, verdad...?
Aquella pregunta se le hizo extremadamente amarga, pero el Uchiha se sentía obligado a capear la realidad en caso de que las cosas fuesen así. Trataba de hacer honor a la filosofía de que las decepciones era mejor pararlas con el pecho y sufrirlas cuanto antes para superarlas lo más rápido posible. Pero dolía, maldita sea.
Mas la pelirroja no gozó de tiempo suficiente para reflexionar lo que necesitase y armar una respuesta. Apenas Ralexion había finalizado su monólogo, la camarera irrumpió en el cubículo, cortando la atmósfera como si blandiese un cuchillo.
—¿Han decidido ya lo que van a tomar, señores clientes? —les preguntó con actitud y tono tan adorable que derretía el corazón del Uchiha.
—P-Pues yo sí... ¿y tú, Ritsuko? —articuló, avergonzado.
«No me digas que estaba escuchando...».
El joven ajustó su posición una vez más y tomó una gran bocanada de aire para acto seguido soltarla de una manera clara y sonora, denotando sin lugar a equivocación que se estaba preparando para algo duro, complejo e importante.
Algo como poner las cosas claras entre ambos.
—Ritsuko... —comenzó, como comenzaban todas las charlas sentimentales de peso— Me gustaría hablar sobre dos cosas: lo que pasó hace unos días en tu casa y lo que piensas sobre mí.
»En primer lugar me gustaría disculparme. La conversación no terminó precisamente bien y espero que me perdones por haber sido tan brusco con mis... acercamientos, así como que no tengas en cuenta que termináramos los dos de morros y yo me fuese sin despedirme. También me gustaría saber qué piensas sobre lo que te dije, que me gustas y eso... no sé si te interpreté mal, pero no me quedó claro... ¿no te gusto, verdad...?
Aquella pregunta se le hizo extremadamente amarga, pero el Uchiha se sentía obligado a capear la realidad en caso de que las cosas fuesen así. Trataba de hacer honor a la filosofía de que las decepciones era mejor pararlas con el pecho y sufrirlas cuanto antes para superarlas lo más rápido posible. Pero dolía, maldita sea.
Mas la pelirroja no gozó de tiempo suficiente para reflexionar lo que necesitase y armar una respuesta. Apenas Ralexion había finalizado su monólogo, la camarera irrumpió en el cubículo, cortando la atmósfera como si blandiese un cuchillo.
—¿Han decidido ya lo que van a tomar, señores clientes? —les preguntó con actitud y tono tan adorable que derretía el corazón del Uchiha.
—P-Pues yo sí... ¿y tú, Ritsuko? —articuló, avergonzado.
«No me digas que estaba escuchando...».