11/01/2018, 02:12
Una vez que la chica se marchó con la orden de ambos shinobis, ya no quedaba ninguna excusa para que la pelirroja no respondiese a la pregunta del contrario, ya no tenía tiempo para pensar ni tampoco nada que pudiera distraer al Uchiha de alguna manera. Solo le quedaba una cosa por hacer.
—Pues… Creo que sí me gustas —dijo temblorosa—. Eres de los pocos que se ocupan de mí y eso me agrada —alegó, como si fuese un punto adicional para el contrario.
Claro que la kunoichi seguía evitando el contacto visual y su rostro estaba tornándose excesivamente rojo, casi tanto como su cabellera y además, había tomado un mechón de su propio cabello con el cual se puso a jugar. Claro signo de nerviosismo y ansiedad.
—Pues… Creo que sí me gustas —dijo temblorosa—. Eres de los pocos que se ocupan de mí y eso me agrada —alegó, como si fuese un punto adicional para el contrario.
Claro que la kunoichi seguía evitando el contacto visual y su rostro estaba tornándose excesivamente rojo, casi tanto como su cabellera y además, había tomado un mechón de su propio cabello con el cual se puso a jugar. Claro signo de nerviosismo y ansiedad.