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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#45
Daruu salió del agua tan pronto como Kōri se vio repelido por la técnica de su hermana. Las manos del Hyūga se entrelazaron en un sello, y un torbellino surgió del mismo charco y Ayame sintió su estómago encogerse cuando golpeó el cuerpo del Jōnin, alzándolo aún más en el aire.

—¡Mizurappa! —gritó Daruu, bien alto, y la kunoichi supo que se estaba comunicando con ella.

Pese a su aprensión inicial, formuló tres sellos idénticos a los de su compañero. Y, aún así, no aplicó toda la potencia que hubiera podido a su técnica. Los dos chorros de agua a presión recortaron a toda velocidad la distancia que los separaba de Kōri y, para sorpresa de ambos, terminaron impactando en él.

«¿No lo ha evitado?» Se preguntó Ayame, sumamente extrañada...

—¿Lo hemos... hecho? —murmuró Daruu, igual de confundido que ella. Pero era evidente que Kōri había caído, y parecía estar inconsciente—. ¿Lo hicimos? ¡Lo hicimos!

Con un ligero jadeo de preocupación, Ayame hizo el amago de adelantarse para comprobar el estado de su hermano mayor en el mismo momento en el que se apagaban los focos y caía el telón, pero alguien la detuvo agarrándola del brazo. Una mano tan fría como un témpano de hielo.

—K... ¿Kōri...-sensei? ¿Pero cómo...? —preguntó, atónita. Giró la cabeza a toda velocidad hacia donde se suponía que había estado el cuerpo inerte de su hermano, pero sus ojos sólo encontraron un muñeco de nieve que aún conservaba unas facciones similares a las del Jōnin.

Sin una palabra, Kōri revolvió sus cabellos y Ayame se sonrojó ante aquella súbita muestra de afecto tan inusual en él...

Sobre todo, después de lo ocurrido en el torneo.

—Jeje... perdón —intervino Daruu, cuando la cabeza del muñeco de nieve llegó hasta los pies de su creador.

Ayame, con las mejillas al rojo vivo, se apresuró a enjugarse disimuladamente una lágrima rebelde.

—Todo a su tiempo, Daruu-kun. De momento, habéis ganado a un clon de nieve. Pero ha sido divertido, ¿verdad? —dijo Kōri, aunque su tono de voz no parecía ser capaz de expresar, precisamente, la diversión—. ¿Qué opináis del tono malvado que le he puesto a la voz? ¿A que daba el pego?

—Esto... sí... —respondieron los dos genin al unísono.

Afortunadamente, antes de que Kōri pudiera añadir nada más al respecto, Shanatori Takeuchi corrió hacia ellos dando saltitos de emoción.

—¡¡ES-PEC-TA-CU-LAR!! ¡¡Habéis estado geniales!! Aunque, debo admitir... Que al final sí que habéis causado algunos desperfectos... —Observó la tarima destrozada por las estalagmitas de Kōri.

—Lo ponía aquí —replicó el aludido, al tiempo que sacaba el pergamino de la misión y lo extendía para que Takeuchi lo leyera.

«Espera, ¿él ya conocía su papel desde el principio?» Meditó Ayame, dado que en los pergaminos que tanto Daruu como ella no ponía nada al respecto de la obra. «¿O quizás lo ha utilizado para anotar los detalles? A ver si, después de todo el esfuerzo, nos va a hacer pagar los desperfectos con el dinero de nuestra recompensa...»

Sin embargo, y como si le hubiera leído la mente, Takeuchi apartó educadamente a Kōri, sonrió y le restó importancia al asunto.

—Por supuesto, por supuesto. ¡Además, ha merecido la pena! ¡Os habéis ganado vuestra recompensa, ya lo creo que sí! Van a hablar mucho de esta obra, ya veréis. Aunque ahora que lo pienso, va a ser difícil igualarla... ¿No os importaría...?

—No. —respondieron Daruu y el Jōnin a la vez.

—Pero pagaríamos...

—Esto tendrán ustedes que hablarlo con la Aldea. Nosotros hemos cumplido nuestra parte por lo que estipulaba en el contrato —cortó el Hielo.

—S-sí, p-por supuesto —tartamudeó Takeuchi, alejándose de Kōri, acobardado—. Hablaré c-con la Aldea. ¡Que pasen una buena noche, señores! ¡Tómense algo de mi parte!

—Pobrecito... —murmuró Ayame, apenada, observando cómo el dueño de El Patito Pluvial desaparecía tras el telón.

—Bueno, chicos. ¿Nos vamos? —dijo Kōri.

—Lo primero es quitarnos estos trajes —sugirió Daruu, con gesto asqueado—. Estoy sudando que da gusto. Uck.

—Sí, por favor... —suplicó Ayame, que había apartado la mirada con gesto avergonzado y había vuelto a cruzar los brazos por delante del cuerpo. Aunque sus razones eran bien distintas al sudor, también ansiaba una ducha con todas sus fuerzas. Pero era evidente que no la iban a tener hasta regresar a casa.

—Yo no estoy sudando —repuso Kōri—. Pero me siento incómodo con esta ropa. No es mi estilo.

—La verdad es que... no te queda bien el negro —se atrevió a bromear Ayame, con una risilla—. Te prefiero blanco.

Echaron a andar, acercándose al telón para salir del escenario. Y entonces Kōri formuló una última pregunta.

—Oye, chicos. ¿De verdad soy tan soso hablando...?

A Ayame se le cayó el alma a los pies. Su hermano seguía siendo El Hielo, su rostro seguía siendo igual de inexpresivo que siempre y sus ojos escarchados todavía eran dos muros inexpugnables; pero de alguna manera intuyó algo de aprensión detrás de aquellas palabras y sintió una terrible lástima.

—P... ¿Por qué dices eso ahora? —balbuceó. En todos aquellos años, Kōri jamás había formulado una pregunta así, y lo último que deseaba Ayame era herir de alguna manera sus sentimientos. Sin saber muy bien qué decir, se llevó una mano a la nuca, estirando el cuello en el proceso—. B... bueno... soso no... Simplemente... carente de expresión...
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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RE: (D) Demostración en el Patito Pluvial - por Aotsuki Ayame - 12/01/2018, 12:55


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