16/01/2018, 11:11
—¿Uh? ¿Ocurre algo, Ayame-san? —preguntó Eri, sacándola de sus pensamientos. Parecía que había escuchado su comentario—. ¿Qué pasa con la noche? ¿Tenías que ir a algún sitio? —preguntó, curiosa.
Ayame abrió la boca para responder, pero en ese momento llegó la encargada con dos vasos de cristal que colocó frente a las dos kunoichis. Además del batido en cuestión, la cima del recipiente estaba decorado con una flor de nata y una fina pajita de color azul.
—¡Qué aproveche!
—¡Muchas gracias! —exclamó Ayame, obligándose a esbozar una sonrisa. Y se volvió de nuevo hacia Eri cuando la mujer se alejó de nuevo—. Había venido a Tanzaku Gai con mi hermano mayor —le confesó, torciendo ligeramente el gesto—. Él tenía que hacer unas cosas aquí, así que le dije que le esperaría donde se celebraba el concurso de música y él se pasaría a buscarme...
Abrumada, se llevó la pajita a los labios y sorbió. El dulzor del chocolate inundó inmediatamente su paladar, y la verdad es que supuso un momentáneo alivio a su angustia.
Aunque seguía sintiendo como si una garra de hierro le estuviera revolviendo las tripas...
Ayame abrió la boca para responder, pero en ese momento llegó la encargada con dos vasos de cristal que colocó frente a las dos kunoichis. Además del batido en cuestión, la cima del recipiente estaba decorado con una flor de nata y una fina pajita de color azul.
—¡Qué aproveche!
—¡Muchas gracias! —exclamó Ayame, obligándose a esbozar una sonrisa. Y se volvió de nuevo hacia Eri cuando la mujer se alejó de nuevo—. Había venido a Tanzaku Gai con mi hermano mayor —le confesó, torciendo ligeramente el gesto—. Él tenía que hacer unas cosas aquí, así que le dije que le esperaría donde se celebraba el concurso de música y él se pasaría a buscarme...
Abrumada, se llevó la pajita a los labios y sorbió. El dulzor del chocolate inundó inmediatamente su paladar, y la verdad es que supuso un momentáneo alivio a su angustia.
Aunque seguía sintiendo como si una garra de hierro le estuviera revolviendo las tripas...