20/01/2018, 19:15
Gozoso de permiso ajeno para arramblar con todo lo que quedaba en el mueble de madera, el Uchiha se puso manos a la obra con la misma voracidad que le había caracterizado al ocuparse de su ración. En menos de diez minutos el artilugio con el asador se encontraba desprovisto de carne. Todas las sobras descansaban ya en el estómago del pelinegro, a la espera de ser digeridas junto al sake.
Estaba a rebosar, visiblemente satisfecho. La gran cantidad de comida que acababa de ingerir haría la absorción del alcohol más lenta, por lo que el joven no demostraba signos claros de embriaguez ni lo haría. Aunque se encontraba algo mareado —de ese tipo de torpeza sensorial agradable, similar a la somnolencia— lo disimulaba a la perfección.
Acalló un violento eructo que quiso escapar de entre sus labios cerrándolos con firmeza.
—Bueno, bueno... —se recostó un poco, extendiendo las manos hacia atrás y posándolas sobre la superficie del cubículo para apoyarse con ellas— Dame un momento, Ritsuko, y vamos para tu casa. Creo que en mi condición actual no podría ni correr un par de metros.
Rió.
Estaba a rebosar, visiblemente satisfecho. La gran cantidad de comida que acababa de ingerir haría la absorción del alcohol más lenta, por lo que el joven no demostraba signos claros de embriaguez ni lo haría. Aunque se encontraba algo mareado —de ese tipo de torpeza sensorial agradable, similar a la somnolencia— lo disimulaba a la perfección.
Acalló un violento eructo que quiso escapar de entre sus labios cerrándolos con firmeza.
—Bueno, bueno... —se recostó un poco, extendiendo las manos hacia atrás y posándolas sobre la superficie del cubículo para apoyarse con ellas— Dame un momento, Ritsuko, y vamos para tu casa. Creo que en mi condición actual no podría ni correr un par de metros.
Rió.