21/01/2018, 22:41
El atrevimiento de su acompañante le tomó por sorpresa. Cuando transcurrieron unos instantes y el joven fue consciente de lo que estaba pasando, su rostro se tornó tan rojo como el pelo de Ritsuko. «¡Será porque no quiere perderse!», se dijo una y otra vez, tratando de llevar el hecho con la mayor tranquilidad posible.
No lo estaba consiguiendo.
Centró la mirada en la vía, al frente, como si se asegurara de que llevaban el camino correcto, cuando en realidad lo único que pretendía era no toparse con la mirada de su compañera, la cual pretendía exactamente lo mismo que el pelinegro.
Cualquiera que los viese pensaría que se trataban de una pareja en su primera —e incómoda— cita.
No lo estaba consiguiendo.
Centró la mirada en la vía, al frente, como si se asegurara de que llevaban el camino correcto, cuando en realidad lo único que pretendía era no toparse con la mirada de su compañera, la cual pretendía exactamente lo mismo que el pelinegro.
Cualquiera que los viese pensaría que se trataban de una pareja en su primera —e incómoda— cita.