21/01/2018, 23:02
«Oh no... ¡esa señora sigue ahí!», fue lo primero que pensó el moreno al arribar a las inmediaciones del hogar de Ritsuko. La mujer de avanzada edad también se había percatado de la presencia de la pareja, como bien indicaba su risilla. El muchacho se aseguró de mantener la mirada todavía MÁS fija en el camino, evitando tanto la de la pelirroja como la de la anciana.
Poco después, Ritsuko abrió su puerta y le indicó al Uchiha que pasase. Ralexion asintió.
—Gracias, perdón por la intrusión —afirmó antes de internarse.
Ya en el recibidor aguardó la entrada de su amor platónico. No sabía si le ofrecería algo o le indicaría directamente la posición de la puerta que requería reparaciones.
Poco después, Ritsuko abrió su puerta y le indicó al Uchiha que pasase. Ralexion asintió.
—Gracias, perdón por la intrusión —afirmó antes de internarse.
Ya en el recibidor aguardó la entrada de su amor platónico. No sabía si le ofrecería algo o le indicaría directamente la posición de la puerta que requería reparaciones.