21/01/2018, 23:23
Siguió la estela de Ritsuko, que le llevó directamente a la puerta que requería atención. Ralexion esperaba algún tipo de desastre: una puerta destrozada, completamente inutilizable. No obstante, lo que se presentó frente a él resultó muy distinto. Al fin y al cabo no entendió su propio razonamiento al hacerse una imagen mental semejante. Ritsuko no parecía el tipo de persona que iba derribando puertas por ocio.
Su interlocutora le indicó que el problema yacía en que la puerta no giraba como debería, probablemente por cosa de alguna de sus visagras. Mientras la muchacha se retiró para hacer algo que el Uchiha desconocía, este le echó un vistazo a las ya mencionadas. No detectó nada extraño a simple vista, pero no era, precisamente, un carpintero.
Entonces llegó Ritsuko con una enorme caja de herramientas, provista de todo lo que un manitas en ciernes pudiese necesitar.
El joven se cruzó de brazos. Ella se arrodilló junto a la puerta y el genin se posicionó a su vera.
—¿Y no será cosa, simplemente, de que la visagra necesita un poquito de aceite? —sugirió.
Su interlocutora le indicó que el problema yacía en que la puerta no giraba como debería, probablemente por cosa de alguna de sus visagras. Mientras la muchacha se retiró para hacer algo que el Uchiha desconocía, este le echó un vistazo a las ya mencionadas. No detectó nada extraño a simple vista, pero no era, precisamente, un carpintero.
Entonces llegó Ritsuko con una enorme caja de herramientas, provista de todo lo que un manitas en ciernes pudiese necesitar.
El joven se cruzó de brazos. Ella se arrodilló junto a la puerta y el genin se posicionó a su vera.
—¿Y no será cosa, simplemente, de que la visagra necesita un poquito de aceite? —sugirió.