22/01/2018, 01:09
«¿Supongo que esto quiere decir que nos gustamos de la misma manera?», se atrevió a considerar.
La muchacha era incapaz de decir algo coherente al cien por cien, así que el pelinegro la acalló con otro beso, uno rápido y furtivo. Le sonrió. No quería separarse de ella, sus manos todavía la mantenían bien prieta contra su cuerpo. Ni siquiera era consciente de ello.
Ritsuko lo había atrapado, pero parecía que ahora la situación se había revertido.
—¿Quieres que terminemos de arreglar la puerta? —preguntó, ingenio como pocos.
La muchacha era incapaz de decir algo coherente al cien por cien, así que el pelinegro la acalló con otro beso, uno rápido y furtivo. Le sonrió. No quería separarse de ella, sus manos todavía la mantenían bien prieta contra su cuerpo. Ni siquiera era consciente de ello.
Ritsuko lo había atrapado, pero parecía que ahora la situación se había revertido.
—¿Quieres que terminemos de arreglar la puerta? —preguntó, ingenio como pocos.