22/01/2018, 13:01
Daruu cerró los ojos y dejó que la lluvia y el viento acariciaran su piel y revolvieran y mojaran su pelo. Respiró hondo, y disfrutó de una paz tan profunda como efímera.
—Yo no he estado nunca en Coladragón —dijo Ayame.
—Te va a gustar. Es relativamente grande, pero todo ello es como un pueblo costero. Es tranquilo.
—Seguramente podremos parar un poco, al menos para comer —intervino Kōri, para alegría de ambos—. Coladragón es famoso por su pescado rebozado con patatas.
—¡Ay, sí, lo había olvidado! ¡Qué rico! —exclamó Daruu, relamiéndose y acariciándose el estómago. Luego, como si pudiera notar ya las miradas de sus dos acompañantes, añadió—: Eh, ¿qué pasa? ¡Es el único pescado que me veréis comer jamás! El rebozado y las especias lo hacen estar rico, y les quitan todas las espinas, ¿vale? ¡Dejad de mirarme así!
—Yo no he estado nunca en Coladragón —dijo Ayame.
—Te va a gustar. Es relativamente grande, pero todo ello es como un pueblo costero. Es tranquilo.
—Seguramente podremos parar un poco, al menos para comer —intervino Kōri, para alegría de ambos—. Coladragón es famoso por su pescado rebozado con patatas.
—¡Ay, sí, lo había olvidado! ¡Qué rico! —exclamó Daruu, relamiéndose y acariciándose el estómago. Luego, como si pudiera notar ya las miradas de sus dos acompañantes, añadió—: Eh, ¿qué pasa? ¡Es el único pescado que me veréis comer jamás! El rebozado y las especias lo hacen estar rico, y les quitan todas las espinas, ¿vale? ¡Dejad de mirarme así!