23/01/2018, 13:41
«Tirada de Carisma 30: 3d10. Dificultad 4»
«Resultado: 10, 1, 1. FRACASO.»
—Esto... esto... —balbuceó Daruu. Parecía nervioso, pero había algo más en él, algo muy extraño en su gesto. Ayame clavó sus iris en los suyos perlados, creyendo que sería capaz de ver más allá de él como hacía su padre. El Hyūga había movido los ojos hacia arriba a la izquierda, y...—. ¡El... el cerdo con curry!
Lo tenía. Pero al escuchar aquellas palabras se le escurrió la certeza de entre los dedos. Ayame ahogó una exclamación, horrorizada.
—¡No eres tú! —gritó, y al estirar el brazo para señalarle estuvo a punto de caerse del pájaro sobre el que volaba—. ¡Kōri-sensei! ¡Él no es Daruu! ¡Su comida favorita e...!
—Ayame, estamos volando sobre una técnica que sólo él conoce —la interrumpió, y ella enmudeció de golpe—. A no ser que nuestro supuesto intruso sepa también copiar las técnicas de otros, no hay manera alguna de levantar sospechas por muy extraño que resulte.
»O a no ser que sea en realidad Kiroe-san.
Kōri les estaba dando la espalda, aunque por su rostro jamás podrían haberlo adivinado, pero estaba continuando la broma iniciada por el genin.
Y Ayame se había vuelto, de nuevo horrorizada, hacia su supuesto compañero.
—E... ¿Es eso verdad...? ¿Eres Kiroe-san...?
«Resultado: 10, 1, 1. FRACASO.»
—Esto... esto... —balbuceó Daruu. Parecía nervioso, pero había algo más en él, algo muy extraño en su gesto. Ayame clavó sus iris en los suyos perlados, creyendo que sería capaz de ver más allá de él como hacía su padre. El Hyūga había movido los ojos hacia arriba a la izquierda, y...—. ¡El... el cerdo con curry!
Lo tenía. Pero al escuchar aquellas palabras se le escurrió la certeza de entre los dedos. Ayame ahogó una exclamación, horrorizada.
—¡No eres tú! —gritó, y al estirar el brazo para señalarle estuvo a punto de caerse del pájaro sobre el que volaba—. ¡Kōri-sensei! ¡Él no es Daruu! ¡Su comida favorita e...!
—Ayame, estamos volando sobre una técnica que sólo él conoce —la interrumpió, y ella enmudeció de golpe—. A no ser que nuestro supuesto intruso sepa también copiar las técnicas de otros, no hay manera alguna de levantar sospechas por muy extraño que resulte.
»O a no ser que sea en realidad Kiroe-san.
Kōri les estaba dando la espalda, aunque por su rostro jamás podrían haberlo adivinado, pero estaba continuando la broma iniciada por el genin.
Y Ayame se había vuelto, de nuevo horrorizada, hacia su supuesto compañero.
—E... ¿Es eso verdad...? ¿Eres Kiroe-san...?