24/01/2018, 02:24
El rapaz enarboló la sonrisa más grande que había agraciado sus labios desde la fatídica noche en la que su vida había dado un vuelco irreversible.
—¡Claro que quiero! —exclamó de inmediato.
Se abalanzó sobre la pelirroja, atrapándola en un abrazo de oso. Le dedicó varios besos en la mitad del cuello, apegado a ella. Estaba emocionado, pletórico. No sabía ni qué hacer a continuación aparte de quedarse unido a Ritsuko hasta que el mundo se acabase y ellos se transformasen en polvo.
Pero todo debía de acabar, antes o después. Era parte del ciclo de la vida, del yugo llamado existencia. Así que, haciendo honor a la entropía universal que les obligaba a envejecer, el Uchiha se separó de la que era su pareja. Sí, ahora podía decirlo, pareja.
Le pegó otro sorbo al té.
—¡Claro que quiero! —exclamó de inmediato.
Se abalanzó sobre la pelirroja, atrapándola en un abrazo de oso. Le dedicó varios besos en la mitad del cuello, apegado a ella. Estaba emocionado, pletórico. No sabía ni qué hacer a continuación aparte de quedarse unido a Ritsuko hasta que el mundo se acabase y ellos se transformasen en polvo.
Pero todo debía de acabar, antes o después. Era parte del ciclo de la vida, del yugo llamado existencia. Así que, haciendo honor a la entropía universal que les obligaba a envejecer, el Uchiha se separó de la que era su pareja. Sí, ahora podía decirlo, pareja.
Le pegó otro sorbo al té.