(Examen) El péndulo y los Uchiha

[Uchiha Datsue]

Una gota de sudor resbaló por la frente del Uchiha. Cada examen era un combate, en el que, más que luchar por ganar, lo hacía por sobrevivir. Si al final del día seguía en pie, quizá, y solo quizá, ascendería de rango. Pero ganar la guerra era un objetivo que parecía muy lejano, casi inalcanzable. Debía centrarse en el ahora, en su actual combate, que tras leer las primeras líneas resultaba mucho más táctico y carente de emociones que las anteriores.

Datsue se permitió suspirar de alivio. Aquello era lo que mejor se le daba. Un suspiro que pronto se convirtió en incertidumbre, confusión y angustia. El problema del Uchiha era, tal y como había dicho su Hermano, que pensaba demasiado las cosas. ¿Qué sería lo mejor? ¿Replegarse y no poner el pergamino en riesgo? ¿Dividirse y arriesgar? ¿Tratar de derrotar al ninja y continuar? ¿Y qué pasaba con el puente? ¿Se mencionaba en el examen para aprovechar aquel punto estratégico, o era solo para situarse? Esas y más preguntas asolaron la mente del Uchiha, quien trataba de ganar una batalla que no podía ganar: él buscaba la respuesta perfecta, y la respuesta perfecta no existía. No en la vida real. No en la vida ninja.

Chasqueó la lengua, y empezó a escribir:

Un ninja debe adaptarse a cualquier situación inesperada y sobreponerse para cumplir con la misión. Sin embargo, dicha misión ha sido puesta en riesgo de tal manera que me hace pensar que lo mejor sería replegarse y volver a la Villa, para informar de lo sucedido y hacer un cambio de estrategia.

Primero, porque aun derrotando al ninja, puede haber un segundo que nos siga la pista. Perdida ya la condición de incógnito, le estaríamos llevando de cabeza hacia nuestro confidente, haciendo que perdiese su anonimato. Cumpliríamos —si nos ceñimos a su más estricta palabra— la misión, pero sería una falsa victoria. En cualquier momento podrían robarle a nuestro confidente y/o matarle.

Segundo, porque que la aldea ninja haya descubierto la existencia del pergamino, implica preocupaciones mayores. ¿Cómo es posible, si no se dijo a nadie? La primera teoría que me viene a la cabeza, por dura que sea, es la de un espía. Un traidor, operando dentro de nuestros muros. Por tanto, habría que actuar con cautela, informar personalmente al Uzukage y esperar a que él decidiese el mejor camino para seguir.

De seguirnos el ninja y tener que enfrentarnos a él, trataría de vencerle sin matarle, para luego poder interrogarle y sacarle la información —que seguramente no tenga, pero hay que intentarlo— de cómo supieron la existencia del pergamino. En caso de ver que la victoria es imposible, ordenaría a uno de mis Genins retirarse a la Villa a informar, mientras yo y mis otros dos Genin tratamos de ganarle tiempo. En tal caso, y para evitar que cayese en malas manos, destruiría el pergamino.

Sé qué, en términos generales, puede parecer que me estoy rindiendo al primer problema que haya surgido. Pero creo sinceramente que sería lo mejor para la Villa, nuestro confidente, e incluso el propósito, quizá no inmediato, pero sí a largo plazo de nuestra misión.

«Vaya pedazo de palabrería barata… Te van a poner un suspenso tan grande como el de un kusareño en cada misión que hace».

Pero lo hecho, hecho estaba. Se levantó, dejó la hoja en la mesa y, antes de darse la vuelta, susurró:

—Oye, Raito… Si me oyes, y hay más preguntas… —ahuecó una mano alrededor de la boca, para que Akame no le oyese, aunque este ya había entregado el examen y en principio no estaba rompiendo ninguna regla—. Te agradecería un poco de leche con chocolate. O un vaso de agua, al menos. Si no es mucha molestia, claro —especificó—. Pero me ayuda a concentrarme mejor tener algo a lo que darle un sorbo. Gracias.