25/01/2018, 23:48
Lluvia, frío y humedad ¿Qué más se le puede pedir a este raro país? Pues nada, ya la costumbre de vivir en este clima se ha forjado, con un duro trabajo, en tu pequeño cuerpo ¿No es así Ran? Además, no pudiste conciliar el sueño debido a la ansiedad de este glorioso día, si mal no recuerdo, alrededor de las tres de la mañana sentiste el pesar en tus ojos y lograste caer en el sueño nocturno, pero, esto acarrea una vil consecuencia ¡Te has quedado dormida! Esta misma frase es la que te despierta junto a la escandalosa voz de tu madre – Ñe, cinco minutos más – tras un bostezo, tapas tu cabeza con la almohada para mermar el bullicio del día a día – ¡Que te levantes! – tu madre pone ambas manos en la orilla del futón y lo alza con fuerza, botándote de golpe. Ruedas por el suelo y golpeas tu cabeza contra la pared, justo en la parte izquierda de la frente. A modo de advertencia – si te demoras te quedas sin desayuno – sentencia tu madre, yéndose de tu habitación.
Si, la academia te queda a diez minutos caminando desde tu hogar. La mayor parte del tiempo llegaste atrasada porque tu alarma no sonaba o se cortaba el agua en pleno enjuague de shampoo, sea cual fuese el motivo, la excusa del día es – me quede dormida – exacto. Tratas de colocarte la sandalia mientras cepillas tus dientes, olvidándote del peinado. Lo que no puedes dejar en casa es tu bandana que te acredita como un ninja.
Te tomas cuarenta y tres minutos en poder estar preparada, llevando ya diez de ellos como retraso para el encuentro. Vistes tu usual indumentaria familiar, tu cabello lleva una cola de caballo, también reparaste en un mechón que cubre una parte de tu frente, el mismo lugar donde te golpeaste, ya que te has dejado un pequeño chichón. Besas a tus padres en la frente – me piro a la academia. Quizás muera en una misión, no me esperen despiertos – tomas una tostada de la mesa y la echas a la boca con energía – adiós – les haces un gesto de despedida y cierras la puerta de salida.
Como no, si ya vas atrasada, debes correr para llegar… bueno, para llegar con el menor retraso posible. Corres bajo la lluvia, sin paraguas. Pisas una posa empapándote por completo la pie derecha. No hay tiempo para reparar en estos detalles, solo tienes un objetivo en este momento, llegar a la acordada reunión.
Si, la academia te queda a diez minutos caminando desde tu hogar. La mayor parte del tiempo llegaste atrasada porque tu alarma no sonaba o se cortaba el agua en pleno enjuague de shampoo, sea cual fuese el motivo, la excusa del día es – me quede dormida – exacto. Tratas de colocarte la sandalia mientras cepillas tus dientes, olvidándote del peinado. Lo que no puedes dejar en casa es tu bandana que te acredita como un ninja.
Te tomas cuarenta y tres minutos en poder estar preparada, llevando ya diez de ellos como retraso para el encuentro. Vistes tu usual indumentaria familiar, tu cabello lleva una cola de caballo, también reparaste en un mechón que cubre una parte de tu frente, el mismo lugar donde te golpeaste, ya que te has dejado un pequeño chichón. Besas a tus padres en la frente – me piro a la academia. Quizás muera en una misión, no me esperen despiertos – tomas una tostada de la mesa y la echas a la boca con energía – adiós – les haces un gesto de despedida y cierras la puerta de salida.
Como no, si ya vas atrasada, debes correr para llegar… bueno, para llegar con el menor retraso posible. Corres bajo la lluvia, sin paraguas. Pisas una posa empapándote por completo la pie derecha. No hay tiempo para reparar en estos detalles, solo tienes un objetivo en este momento, llegar a la acordada reunión.