25/01/2018, 23:49
Aquella peculiar lista de ofrendas en conjunto con la actitud de su enunciante hicieron sospechar al rapaz de cabellos azabache. Sus malos pensamientos se vieron rematados cuando el campesino indicó una cifra bien exacta, la apasionante guinda que coronaba ese relato. Levantó una ceja, poderosa como la punta de una lanza que apunta hacia la yugular de su objetivo. «No tengo duda de que la pena de este hombre es genuina, supongo que es muy religioso y de verdad ofrendó algo, ¿pero todo eso...? ¿No estará buscando una compensación fácil?».
El genin se alzó. Barajó durante unos instantes el pagar la cifra de su propio bolsillo, para así quitarse de encima al campechano individuo, pero aquella noción se vio partida por la mitad tan rápido como había aparecido. «¡Ni de broma...! ¡Bastante gastos tengo ya entre mi propia manutención y los cuidados de Honōiro!».
—Mire, siento mucho su desgracia, nosotros debemos ocuparnos de la reparación de estos santuarios, ¿entiende? —tosió un par de veces— Ha sido un día de mierda, así que a mí y a mi compañera nos gustaría terminar cuanto antes. Si es tan amable de darme su nombre y dirección, en caso de que nos topemos con sus ofrendas robadas, la aldea se encargará de devolvérselas.
Puso en práctica su humilde jurisdicción: "somos agentes de la ley que se están ocupando de un asunto oficial, por favor, liberen la vía. En caso de que nos topemos con lo que le han robado, ya se lo devolveremos, pero no prometemos nada". Joder, era agradable disponer de un poder así.
El genin se alzó. Barajó durante unos instantes el pagar la cifra de su propio bolsillo, para así quitarse de encima al campechano individuo, pero aquella noción se vio partida por la mitad tan rápido como había aparecido. «¡Ni de broma...! ¡Bastante gastos tengo ya entre mi propia manutención y los cuidados de Honōiro!».
—Mire, siento mucho su desgracia, nosotros debemos ocuparnos de la reparación de estos santuarios, ¿entiende? —tosió un par de veces— Ha sido un día de mierda, así que a mí y a mi compañera nos gustaría terminar cuanto antes. Si es tan amable de darme su nombre y dirección, en caso de que nos topemos con sus ofrendas robadas, la aldea se encargará de devolvérselas.
Puso en práctica su humilde jurisdicción: "somos agentes de la ley que se están ocupando de un asunto oficial, por favor, liberen la vía. En caso de que nos topemos con lo que le han robado, ya se lo devolveremos, pero no prometemos nada". Joder, era agradable disponer de un poder así.