26/01/2018, 08:50
—Bien —fue lo único que se atrevió a responder al peli-blanco, en relación a la comida.
Simplemente se dirigiría a la vivienda junto con su compañero. La mujer les saludó con la misma alegría de antes y, en teoría, el desayuno ya estaba listo.
Lo primero que vio Koko sobre la mesa la dejó hipnotizada, no solo por ser comida y ella estarse hambrienta, se trataba de dulces, una de las mayores debilidades de la pecosa que por una vez en todo el viaje se había olvidado completamente de que estaban en medio de una misión.
—Buen día —respondió apenas, con mirada algo perdida.
Ignoró completamente que la mujer se retiró de la escena y se dirigió a la mesa. Tomó asiento al lado de su compañero y por un momento le miró, afirmó con un gesto rápido de su cabeza y volvió su mirada al plato que tenía delante.
Se le hacía agua la boca, pero le parecía de muy mala educación ponerse a comer en ese preciso instante que no estaban los dueños de la casa ni tampoco aquel para el que estaban trabajando así que simplemente guardó silencio con la vista en las tortitas, y luchando por evitar que se le caiga la baba literalmente.
Simplemente se dirigiría a la vivienda junto con su compañero. La mujer les saludó con la misma alegría de antes y, en teoría, el desayuno ya estaba listo.
Lo primero que vio Koko sobre la mesa la dejó hipnotizada, no solo por ser comida y ella estarse hambrienta, se trataba de dulces, una de las mayores debilidades de la pecosa que por una vez en todo el viaje se había olvidado completamente de que estaban en medio de una misión.
—Buen día —respondió apenas, con mirada algo perdida.
Ignoró completamente que la mujer se retiró de la escena y se dirigió a la mesa. Tomó asiento al lado de su compañero y por un momento le miró, afirmó con un gesto rápido de su cabeza y volvió su mirada al plato que tenía delante.
Se le hacía agua la boca, pero le parecía de muy mala educación ponerse a comer en ese preciso instante que no estaban los dueños de la casa ni tampoco aquel para el que estaban trabajando así que simplemente guardó silencio con la vista en las tortitas, y luchando por evitar que se le caiga la baba literalmente.