27/01/2018, 22:22
Bienvenida, Primavera del año 216
« Qué problemático. » Pensó Shikanori por enésima vez mientras aguardaba a sus compañeros en la recepción del edificio del Arashikage. Se suponía que ese día el equipo recibiría su primera misión y la excitable imaginación del joven shinobi del clan Nara no dejaba de inventar escenarios que lo harían suspirar irremediablemente y frotarse la cabeza. A él podían ofrecerle el puesto de Kage a cambio de completar una misión rango D y consideraría que el esfuerzo no valía la pena, que prefería leer un libro bajo la sombra de un árbol y luego disfrutar de una refrescante siesta; la satisfacción de esto último era mucho mayor que aquella que pudiese otorgarle el conseguir un título asociado a grandes responsabilidades. Sin embargo, a pesar de su oposición a lo aparentemente complicado, ahí estaba. Después de todo, si quería una vida tranquila, necesitaba ingresos decentes y para ello necesitaba ser un shinobi decente, lo que conllevaba realizar misioines con frecuencia. « Ciertos esfuerzos son inevitables. » Y fue entonces que el primer suspiro llegó antes de que comenzará la misión, incluso antes de que supiera de que se trataba esta.
Desconocer cual sería la tarea que le asignarían al equipo no ponía nervioso a Shikanori, puesto que las misiones rango D eran usualmente trabajos muy sencillos. Confiaba en que la vida de sus compañeros y la suya no corrían ningún riesgo. Creía que una batalla era una posibilidad tan remota que se permitió reírse del peligro con un desborde de imaginación en el que el ingenio de un civil y el descuido de la villa oculta colocaban a unos genins recién graduados frente a un jonin especialista en asesinato y que empuñaba una espada ancha y casi tan alta como él. « Ja. Eso es una verdadera locura. Es imposible. » La descabellada idea borró por un momento la expresión de un sujeto angustiado por las preocupaciones y dibujó una pequeña sonrisa en sus labios.