27/01/2018, 22:32
Ralexion se encontró sin palabras. En primera instancia no le cabía en la cabeza que dos ninjas de la misma aldea que iban a trabajar en la misma operación y se les había destinado a reunirse en el mismo punto no tuviesen ni idea de la existencia del otro. Podía entender que en misiones en las que la discreción era clave pudiesen darse casos así, pero no veía ningún motivo de peso por el que se debiese aplicar tal secretismo a aquella situación. «¿Quizás en Amegakure tienen un protocolo distinto...? Es posible, pero no lo veo muy práctico, se pueden dar situaciones así o incluso peores...». Kagetsuna le había increpado con energía por dudar de él, pero para el Uchiha estaba todo muy claro: si aparecía un miembro que sabía que sí era de Amegakure y se personaba otro desconocido por el primero, la posibilidad de un infiltrado existía, ¿no era pura lógica?
En segundo lugar, el ya mencionado Kagetsuna reveló que, en realidad, era un hombre. Los ojos de Ralexion quedaron como platos. Habría jurado por todos sus ancestros que la "fémina" era una mujer genuina. Un disfraz de lo más convincente, pero, ¿con qué propósito?
—Pero qué demonios... —esas palabras escaparon desde el punto más sincero y profundo de su alma— Un placer, Isa-san. Se supone que teníamos que venir de incógnito, pero no tanto...
Aún ni habían puesto un pie dentro de la ciudad y la situación ya se le asemejaba a un circo. Dos operativos de la misma procedencia que no gozaban de ningún tipo de sincronización y un travestido con mala leche. «¿Y se supone que tengo que coordinarme con ellos para dar con el objetivo? Por la luz de Amaterasu... menos mal que Karamaru-san parece un tipo confiable.», pensó en base a sus breves vivencias tratando de escalar hasta el Cielo.
—Bueno, ¿os parece si trazamos algún plan? Hay mucho terreno que cubrir y cuanto antes nos pongamos, mejor.
En segundo lugar, el ya mencionado Kagetsuna reveló que, en realidad, era un hombre. Los ojos de Ralexion quedaron como platos. Habría jurado por todos sus ancestros que la "fémina" era una mujer genuina. Un disfraz de lo más convincente, pero, ¿con qué propósito?
—Pero qué demonios... —esas palabras escaparon desde el punto más sincero y profundo de su alma— Un placer, Isa-san. Se supone que teníamos que venir de incógnito, pero no tanto...
Aún ni habían puesto un pie dentro de la ciudad y la situación ya se le asemejaba a un circo. Dos operativos de la misma procedencia que no gozaban de ningún tipo de sincronización y un travestido con mala leche. «¿Y se supone que tengo que coordinarme con ellos para dar con el objetivo? Por la luz de Amaterasu... menos mal que Karamaru-san parece un tipo confiable.», pensó en base a sus breves vivencias tratando de escalar hasta el Cielo.
—Bueno, ¿os parece si trazamos algún plan? Hay mucho terreno que cubrir y cuanto antes nos pongamos, mejor.