28/01/2018, 18:08
—¡Buenos días! —respondió la mujer, irguiéndose de repente y alisándose el delantal con ambas manos. Parecía que no había advertido la presencia de los muchachos hasta que Ralexion se apoyó en el mostrador—. O tardes —añadió luego, con una risilla.
Cuando los genin formularon sus pedidos la mujer asintió, con una sonrisa en el rostro —en aquel sendero no parecía haber muchos viajeros ese día, a pesar de que era una de las carreteras más conocidas para ir de Kusagakure a Tane-Shigai—.
—Dos ramen de ternera, uno con picante y otro sin. ¡Marchando! Sentáos, por favor —les pidió, señalando dos de los taburetes que había junto a la barra, en uno de los laterales del puestecito—. ¿Algo de beber?
Mientras preguntaba, la señora ya había ido dándole fuego a la cocina, y en poco rato un delicioso olor a guiso, verduras, huevo cocido y carne empezaría a inundar el ambiente.
Cuando los genin formularon sus pedidos la mujer asintió, con una sonrisa en el rostro —en aquel sendero no parecía haber muchos viajeros ese día, a pesar de que era una de las carreteras más conocidas para ir de Kusagakure a Tane-Shigai—.
—Dos ramen de ternera, uno con picante y otro sin. ¡Marchando! Sentáos, por favor —les pidió, señalando dos de los taburetes que había junto a la barra, en uno de los laterales del puestecito—. ¿Algo de beber?
Mientras preguntaba, la señora ya había ido dándole fuego a la cocina, y en poco rato un delicioso olor a guiso, verduras, huevo cocido y carne empezaría a inundar el ambiente.