28/01/2018, 22:01
Insoportablemente pueril, el muchacho continuó riéndose, ahora no solo de su picante afirmación, si no del desconocimiento y actitud de su novia. Tenía las mejillas sonrojadas, no por producto de la vergüenza, si no por lo bien que se lo estaba pasando. Se aclaró la voz, fingiendo seriedad, para entonces quedar en silencio unos instantes, buscando crear expectación en la pelirroja.
—Ya sabes... lo que viene después de los besos...
Le hizo una demostración gráfica a su colocutora. Alzó la diestra y juntó su dedo índice con el pulgar, formando una pequeña O con un agujero en su centro, entonces tomó el dedo índice de su mano derecha y lo hizo atravesar ese espacio, entrando y saliendo, repetidas veces.
—"Eso", Ritsuko...
—Ya sabes... lo que viene después de los besos...
Le hizo una demostración gráfica a su colocutora. Alzó la diestra y juntó su dedo índice con el pulgar, formando una pequeña O con un agujero en su centro, entonces tomó el dedo índice de su mano derecha y lo hizo atravesar ese espacio, entrando y saliendo, repetidas veces.
—"Eso", Ritsuko...