18/08/2015, 15:44
La pequeña daba buena cuenta de su helado cuando notó que la gente de su alrededor comenzaba a inquietarse y murmurar. Volvió su mirada hacia la cafetería y vió, en los rostros de los demás clientes, preocupación e incomoidad a partes iguales.
"¿Qué les pasará?" devolvió su mirada al helado antes de volver a tomar otra cucharada con su peculiar método "Si yo todavía no he hecho nada..." giró la cabeza para el otro lado y pudo ver al que parecía la fuente de todo aquel alboroto. Era un chico blanco como la leche, a excepción de unos tatuajes en su brazo derecho. Era bastante mayor que Sayaka, pero ella le recordaba de haberlo visto alguna que otra vez por la Academia. No conocía su nombre pero si que había oído hablar de él, y nunca bien "Vaya, vaya..." clavó sus grandes e infantiles ojos en aquel muchacho "el bicho raro ha llegado..." la chica sonrió levemente mientras seguía degustando su helado "Así que es a él a quién tienen miedo..." suposición que quedó totalmente contrastada cuando el chico se sentó en uno de los bancos centrales y estos quedaron vacios casi al instante "Parece que no todo el mundo es tan aburrido"
—¡Eh tú!— llamó la atención al chico que se acaba de sentar, clavando sus ojos en los de él —¡Blanquito!— terminó de degustar su helado, regodeándose ante los murmullos que se acrecentaban —¡Ven aquí!— ordenó la pequeñaja con un gesto de su mano indicándole que se acercase. Al oír aquello, el resto de comensales, se estremecieron. Todos debían de pensar que aquella criaja estaba loca, pero nada más lejos de la realidad. Sabía muy bien lo que hacía y lo que quería, y ahora mismo quería ver que le podía ofrecer aquel extraño juguete de ojos de colores dispares.
"¿Qué les pasará?" devolvió su mirada al helado antes de volver a tomar otra cucharada con su peculiar método "Si yo todavía no he hecho nada..." giró la cabeza para el otro lado y pudo ver al que parecía la fuente de todo aquel alboroto. Era un chico blanco como la leche, a excepción de unos tatuajes en su brazo derecho. Era bastante mayor que Sayaka, pero ella le recordaba de haberlo visto alguna que otra vez por la Academia. No conocía su nombre pero si que había oído hablar de él, y nunca bien "Vaya, vaya..." clavó sus grandes e infantiles ojos en aquel muchacho "el bicho raro ha llegado..." la chica sonrió levemente mientras seguía degustando su helado "Así que es a él a quién tienen miedo..." suposición que quedó totalmente contrastada cuando el chico se sentó en uno de los bancos centrales y estos quedaron vacios casi al instante "Parece que no todo el mundo es tan aburrido"
—¡Eh tú!— llamó la atención al chico que se acaba de sentar, clavando sus ojos en los de él —¡Blanquito!— terminó de degustar su helado, regodeándose ante los murmullos que se acrecentaban —¡Ven aquí!— ordenó la pequeñaja con un gesto de su mano indicándole que se acercase. Al oír aquello, el resto de comensales, se estremecieron. Todos debían de pensar que aquella criaja estaba loca, pero nada más lejos de la realidad. Sabía muy bien lo que hacía y lo que quería, y ahora mismo quería ver que le podía ofrecer aquel extraño juguete de ojos de colores dispares.