12/02/2018, 00:06
El muchacho se encontraba cruzado de brazos, la mirada sobre el suelo, murmurando para sí mismo. A juzgar por su expresión, no era nada bueno, como cabía esperar tras un desacuerdo y discusión así. Aquella voz ajena le condujo a alzar la mirada, ahora con un semblante más curioso que otra cosa. Para su palpable sorpresa, reconoció el rostro del otro shinobi.
—Oh, hola —afirmó con un tono relativamente neutral—. Sí, ¿nos conocimos en el Dojo de Hisui-sensei, verdad? ¿Keisuke...?
El moreno no era demasiado diestro a la hora de recordar nombres de personas recién conocidas, un hecho que le metía en más de un aprieto, como el actual. Esperaba haber acertado, o la incomodidad social resultante de su error se le haría insoportable. Para mayor inri, solo estaba medio seguro del nombre, ni rastro del apellido, lo cual era, como poco, de mala educación.
—Oh, hola —afirmó con un tono relativamente neutral—. Sí, ¿nos conocimos en el Dojo de Hisui-sensei, verdad? ¿Keisuke...?
El moreno no era demasiado diestro a la hora de recordar nombres de personas recién conocidas, un hecho que le metía en más de un aprieto, como el actual. Esperaba haber acertado, o la incomodidad social resultante de su error se le haría insoportable. Para mayor inri, solo estaba medio seguro del nombre, ni rastro del apellido, lo cual era, como poco, de mala educación.