18/08/2015, 21:48
Era una tarde gris en Amegakure, Ichiro estaba acostado tranquilo y taciturno sobre su cama, mientras estaba observando la lluvia golpear suavemente la única ventana que daba luz al dormitorio, raramente las precipitaciones cesaban en aquella villa, era señal de mal augurio para sus pobladores.
Se sentó en su cama sin destaparse mientras miraba el techo y se desperezaba, no había podido tomar la siesta en toda la tarde aunque eso era lo que se había propuesto en un principio, algo le mal traía desde la graduación y no lo dejaba dormir. Volteo de nuevo los ojos hacia la ventana, la lluvia se había interrumpido y el repiqueteo de las gotas en el techo de hojalata cada vez eran menores y casi sin fuerza, aunque los truenos y los relámpagos no dejaban de azotar el cielo y rugir recordando que la tormenta todavía estaba ahí y podía volver en cualquier momento, era en realidad un clima agradable para los residentes del lugar.
El joven soltó un bostezo y todavía sentado giro su cuerpo poniendo los pies sobre el suelo – Bueno, creo que es buen momento de hacer algunas compras.- Se dijo así mismo mientras soltaba otro suspiro. La familia de Ichiro no tenía mucho dinero, por lo general vivía con lo justo y sin gozar de comodidades. Esperaba ansioso poder empezar a realizar misiones ninjas que le permitieran costearse un mejor modo de vida para él y para su familia, por suerte ya había recibido su bandana de genin, no obstante el mal presentimiento no lo dejo festejar mucho.
Tras cambiarse y ponerse su ropa de cada día, paso a hacer la cama, tomo unos pocos ryos que había sobre su escritorio, los puso en su bolsillo derecho y emprendió su rumbo bajando las escaleras de su humilde casa, abrió la puerta, saludo a los otros chicos y a los encargados de su internado y salió a la calle.
Un viento frió le golpeaba la cara y hacia que sus cabellos blancos bailaran, observo con un ojo cerrado y el otro entre cerrado el cielo, este estaba repleto de nubes, y con una tonalidad que lucía un azul grisáceo o un gris azulado. Los truenos seguían repercutiendo en el cielo., un sol, meramente escondido detrás de aquel nubarrón, iluminaba las calles, sin embargo algunos vecinos de la zona ya habían salido afuera a colgar sus lámparas para mantener iluminado constantemente el frente de sus casas.
Mientras tanto el joven llevaba las manos a los bolsillos y empezaba a caminar por las calles de la aldea pisando los charcos que había dejado la anterior lluvia, en busca del mercado más próximo a su vivienda. – Bah, que asco de día.- Rebuzno, durante el inicio de su recorrido.
Se notaba que muchas personas habían aprovechado la detención del agua para poder hacer sus cosas, pese a que muchos de los pobladores mas viejos tomaban a este como un día nefasto, varios niños salieron a jugar a la calle y adultos que iban y venían haciendo de esta una tarde fructífera.
Se sentó en su cama sin destaparse mientras miraba el techo y se desperezaba, no había podido tomar la siesta en toda la tarde aunque eso era lo que se había propuesto en un principio, algo le mal traía desde la graduación y no lo dejaba dormir. Volteo de nuevo los ojos hacia la ventana, la lluvia se había interrumpido y el repiqueteo de las gotas en el techo de hojalata cada vez eran menores y casi sin fuerza, aunque los truenos y los relámpagos no dejaban de azotar el cielo y rugir recordando que la tormenta todavía estaba ahí y podía volver en cualquier momento, era en realidad un clima agradable para los residentes del lugar.
El joven soltó un bostezo y todavía sentado giro su cuerpo poniendo los pies sobre el suelo – Bueno, creo que es buen momento de hacer algunas compras.- Se dijo así mismo mientras soltaba otro suspiro. La familia de Ichiro no tenía mucho dinero, por lo general vivía con lo justo y sin gozar de comodidades. Esperaba ansioso poder empezar a realizar misiones ninjas que le permitieran costearse un mejor modo de vida para él y para su familia, por suerte ya había recibido su bandana de genin, no obstante el mal presentimiento no lo dejo festejar mucho.
Tras cambiarse y ponerse su ropa de cada día, paso a hacer la cama, tomo unos pocos ryos que había sobre su escritorio, los puso en su bolsillo derecho y emprendió su rumbo bajando las escaleras de su humilde casa, abrió la puerta, saludo a los otros chicos y a los encargados de su internado y salió a la calle.
Un viento frió le golpeaba la cara y hacia que sus cabellos blancos bailaran, observo con un ojo cerrado y el otro entre cerrado el cielo, este estaba repleto de nubes, y con una tonalidad que lucía un azul grisáceo o un gris azulado. Los truenos seguían repercutiendo en el cielo., un sol, meramente escondido detrás de aquel nubarrón, iluminaba las calles, sin embargo algunos vecinos de la zona ya habían salido afuera a colgar sus lámparas para mantener iluminado constantemente el frente de sus casas.
Mientras tanto el joven llevaba las manos a los bolsillos y empezaba a caminar por las calles de la aldea pisando los charcos que había dejado la anterior lluvia, en busca del mercado más próximo a su vivienda. – Bah, que asco de día.- Rebuzno, durante el inicio de su recorrido.
Se notaba que muchas personas habían aprovechado la detención del agua para poder hacer sus cosas, pese a que muchos de los pobladores mas viejos tomaban a este como un día nefasto, varios niños salieron a jugar a la calle y adultos que iban y venían haciendo de esta una tarde fructífera.