15/02/2018, 01:25
Tanto Kato como Satofu quedaron un tanto extrañados cuando un chico, y tan joven, dijo que él también veía de vez en cuando el programa. El hombre de menor edad se abstuvo de comentar nada, aunque claramente se veía extrañado. El viejo, rascó su mentón un par de veces, y con una ceja arqueada aún, terminó por ceder espacio para que entrasen.
—Está bien, está bien... podéis entrar si queréis, pero no vais a pasar hasta la sala de la televisión. Si queréis preguntar tiene que ser fuera, o de lo contrario mi señora nos agarra a porrazos hasta que nos callemos. Si queréis ver el interior del colegio, os recomiendo hacerlo por la mañana, a éstas horas no vais a ver tres en un burro.
El hombre ya se esperaba que si habían venido a preguntar sobre la chica, quisieran entrar para buscar pruebas, no era algo de extrañar. Sin embargo, sincero y rotundo, les adelantó que no era la mejor de las ideas. Si querían preguntar, estaba dispuesto a contestar, pero a esas horas poco iban a ver sin una buena linterna o un gran candelabro. Las luces se habían apagado en las instalaciones, y no parecía dispuesto a volver a encenderlas.
—Está bien, está bien... podéis entrar si queréis, pero no vais a pasar hasta la sala de la televisión. Si queréis preguntar tiene que ser fuera, o de lo contrario mi señora nos agarra a porrazos hasta que nos callemos. Si queréis ver el interior del colegio, os recomiendo hacerlo por la mañana, a éstas horas no vais a ver tres en un burro.
El hombre ya se esperaba que si habían venido a preguntar sobre la chica, quisieran entrar para buscar pruebas, no era algo de extrañar. Sin embargo, sincero y rotundo, les adelantó que no era la mejor de las ideas. Si querían preguntar, estaba dispuesto a contestar, pero a esas horas poco iban a ver sin una buena linterna o un gran candelabro. Las luces se habían apagado en las instalaciones, y no parecía dispuesto a volver a encenderlas.