15/02/2018, 12:50
Una vez más, Daruu vio difícil disimular la mirada de admiración que le dedicó a su maestro. Pese a que intentaba día a día parecerse un poco más a él, la sorprendente facilidad con la que se mostraba relajado y confiado, dadas las circunstancias, era sorprendente. La que peor lo llevaba de los tres era la pobre Ayame, que estaba como siempre dando vueltas por su propia cabeza sin encontrar la puerta de salida. Daruu la miró y entrecerró los ojos, triste. «Ojalá supiera ayudarte a mantener la calma, pero tengo que intentarlo con todas mis fuerzas sólo para mantener la mía propia.»
—¿Es posible... sufrir daños aquí? —A pesar de todo, hacía preguntas útiles. «Aunque a este paso yo nos consideraría tremendamente sospechosos. Claro que a ojos de este tipo, sólo estamos confundidos»—. Puedes tener lo que quieras, pero... ¿qué pasa si alguien se lleva mal con otro alguien por cualquier motivo? ¿Qué pasa si intenta atacarle?
El rostro del camarero se ensombreció.
—Un aviso de la Diosa. Y luego, al Infierno. Sólo hay una oportunidad de redención. —Se dio la vuelta, y caminó hacia la barra—. Tenemos muchos días para hablar del Paraíso. Lo primero que deberíais de hacer es ir a vuestro nuevo hogar. ¡Una casa para cada uno! Podéis coger cualquiera de las casas vacías, pero no hagáis como esa chiquilla de la zona norte. Aquello está desierto. ¿Por qué elegir vivir sólo cuando tienes un maravilloso vecindario aquí, cerca de la playa?
»A no ser que seas un hereje. Pero la Diosa lo sabría. Ella siempre sabe todo.
—¿Es posible... sufrir daños aquí? —A pesar de todo, hacía preguntas útiles. «Aunque a este paso yo nos consideraría tremendamente sospechosos. Claro que a ojos de este tipo, sólo estamos confundidos»—. Puedes tener lo que quieras, pero... ¿qué pasa si alguien se lleva mal con otro alguien por cualquier motivo? ¿Qué pasa si intenta atacarle?
El rostro del camarero se ensombreció.
—Un aviso de la Diosa. Y luego, al Infierno. Sólo hay una oportunidad de redención. —Se dio la vuelta, y caminó hacia la barra—. Tenemos muchos días para hablar del Paraíso. Lo primero que deberíais de hacer es ir a vuestro nuevo hogar. ¡Una casa para cada uno! Podéis coger cualquiera de las casas vacías, pero no hagáis como esa chiquilla de la zona norte. Aquello está desierto. ¿Por qué elegir vivir sólo cuando tienes un maravilloso vecindario aquí, cerca de la playa?
»A no ser que seas un hereje. Pero la Diosa lo sabría. Ella siempre sabe todo.