15/02/2018, 23:37
Juro observó todo el escenario que se estaba formando ante él. Ayame y Riko — al menos, los que parecían ser Ayame y Riko — estaban ahí, junto a los dos Jin. ¡Dos Jin!
La paranoia empezó a invadirle. Él no conocía a Jin. Realmente no lo conocía. Así que nunca podría haber distinguido entre uno y otro. Uno le odiaba y otro no. Que él supiese, al menos. Quizá los dos le odiaban. Quizá todos le odiaban ahí. Si hasta su marioneta había intentado apuñalar a su propio compañero con sus medios.
Y tampoco conocía demasiado a Ayame y Riko. ¿Y si hubiese otra Ayame o otro Riko por ahí, paseando tan tranquilamente?
« Centrate. No tienes pruebas de que Ayame o Riko sean falsos. El único... »
El único era Jin. No es que fuese a bajar la guardia, pero ahora mismo, el problema que tenía delante era él. No solo reconocer al verdadero. Sino también convencerle de que les ayudase.
« Ellos no saben los problemas que he tenido, ni lo que ha dicho. Ni lo que ha pasado. Joder. Incluso podría ponerlos en mi contra. Sería su palabra contra la mía » — Y eso no le convenía. Después de todo, ambos conocían tan bien a Juro como a Jin.
Riko detuvo a Jin, impidiendo que este se marchase. Juro pudo respirar aliviado. Al menos uno de los problemas parecía ir mejor, ahora que esos dos estaban ahí.
—Jin-san ¿Cómo celebramos el otoño en Amegakure?
Juro miró a Ayame, asombrado. Eso fue una pregunta inteligente. Solo el verdadero podría...
—Los Deseos AhogadosLlenamos una urna con deseos y la dejamos en un barco, la echamos al mar y un rayo cae sobre el mástil, haciendo que se hunda la urna...Se dice que, si se reza, tu deseo logra hacerse realidad.
« Ya esta. ¿Estuve hablando con el falso todo este tiempo »
Y sin embargo, la sorpresa fue mayor cuando el otro habló.
—Esa respuesta es correcta pero muy incompleta, si fuese un examen de una sola pregunta, te pondría un cinco. El nombre es correcto, la descripción no es completa. Se llena una urna “gigante” con deseos “Al dios de la lluvia”, la urna se coloca en un barco, pero no en un barco cualquiera, tiene que ser un barco con el mástil puntiagudo, los rayos no caen por que si sobre los barcos, la punta actúa de pararrayos. Entonces, como bien has dicho, el barco se hunde junto a la urna y si se reza con muchas fuerzas, entonces los deseos se hacen realidad. No me he inventado nada, esta todo escrito en un precioso libro ilustrado sobre las tradiciones de Amegakure que podréis encontrar en la primera planta de la biblioteca, sección A, segunda estantería, cuarta fila, tercer libro. La historia sobre los Deseos Ahogados esta entre las paginas treinta y cuatro y treinta y nueve.
Juro observó al otro Jin, sorprendido. No había duda. Claro que no. Él Jin que se había mostrado desconfiado con ellos desde el inicio, y que había huido de él, llamandole asesino, era el verdadero. Ni la casa podría ser tan injusta.
Todas las miradas fueron en contra del Jin impostor. Incluso Riko dijo que era producto de la casa, quien estaba jugando con ellos. Juro se sintió aliviado al saber que había alguien que compartía sus opiniones y que no se estaba volviendo loco.
Riko le preguntó a Jin si aún conservaba la pieza.
— Yo... también tengo una pieza. La encontré en la habitación donde desperté... — repuso Juro, tímidamente. No sabía muy bien que decir en esa clase de situación.
Juro no le quitó ojo al impostor. Solo si no habría peligro, se atrevería a sacarla. Mientras, se mantuvo en la misma posición defensiva, apoyado contra el pasillo.
La paranoia empezó a invadirle. Él no conocía a Jin. Realmente no lo conocía. Así que nunca podría haber distinguido entre uno y otro. Uno le odiaba y otro no. Que él supiese, al menos. Quizá los dos le odiaban. Quizá todos le odiaban ahí. Si hasta su marioneta había intentado apuñalar a su propio compañero con sus medios.
Y tampoco conocía demasiado a Ayame y Riko. ¿Y si hubiese otra Ayame o otro Riko por ahí, paseando tan tranquilamente?
« Centrate. No tienes pruebas de que Ayame o Riko sean falsos. El único... »
El único era Jin. No es que fuese a bajar la guardia, pero ahora mismo, el problema que tenía delante era él. No solo reconocer al verdadero. Sino también convencerle de que les ayudase.
« Ellos no saben los problemas que he tenido, ni lo que ha dicho. Ni lo que ha pasado. Joder. Incluso podría ponerlos en mi contra. Sería su palabra contra la mía » — Y eso no le convenía. Después de todo, ambos conocían tan bien a Juro como a Jin.
Riko detuvo a Jin, impidiendo que este se marchase. Juro pudo respirar aliviado. Al menos uno de los problemas parecía ir mejor, ahora que esos dos estaban ahí.
—Jin-san ¿Cómo celebramos el otoño en Amegakure?
Juro miró a Ayame, asombrado. Eso fue una pregunta inteligente. Solo el verdadero podría...
—Los Deseos AhogadosLlenamos una urna con deseos y la dejamos en un barco, la echamos al mar y un rayo cae sobre el mástil, haciendo que se hunda la urna...Se dice que, si se reza, tu deseo logra hacerse realidad.
« Ya esta. ¿Estuve hablando con el falso todo este tiempo »
Y sin embargo, la sorpresa fue mayor cuando el otro habló.
—Esa respuesta es correcta pero muy incompleta, si fuese un examen de una sola pregunta, te pondría un cinco. El nombre es correcto, la descripción no es completa. Se llena una urna “gigante” con deseos “Al dios de la lluvia”, la urna se coloca en un barco, pero no en un barco cualquiera, tiene que ser un barco con el mástil puntiagudo, los rayos no caen por que si sobre los barcos, la punta actúa de pararrayos. Entonces, como bien has dicho, el barco se hunde junto a la urna y si se reza con muchas fuerzas, entonces los deseos se hacen realidad. No me he inventado nada, esta todo escrito en un precioso libro ilustrado sobre las tradiciones de Amegakure que podréis encontrar en la primera planta de la biblioteca, sección A, segunda estantería, cuarta fila, tercer libro. La historia sobre los Deseos Ahogados esta entre las paginas treinta y cuatro y treinta y nueve.
Juro observó al otro Jin, sorprendido. No había duda. Claro que no. Él Jin que se había mostrado desconfiado con ellos desde el inicio, y que había huido de él, llamandole asesino, era el verdadero. Ni la casa podría ser tan injusta.
Todas las miradas fueron en contra del Jin impostor. Incluso Riko dijo que era producto de la casa, quien estaba jugando con ellos. Juro se sintió aliviado al saber que había alguien que compartía sus opiniones y que no se estaba volviendo loco.
Riko le preguntó a Jin si aún conservaba la pieza.
— Yo... también tengo una pieza. La encontré en la habitación donde desperté... — repuso Juro, tímidamente. No sabía muy bien que decir en esa clase de situación.
Juro no le quitó ojo al impostor. Solo si no habría peligro, se atrevería a sacarla. Mientras, se mantuvo en la misma posición defensiva, apoyado contra el pasillo.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60