19/02/2018, 00:22
—Oh, sí, claro, eso te contaría un Ribereño del Norte —El capitán escupió a los pies de Datsue—. Son sucias sabandijas que te encandilan con palabras melosas y buenas promesas, y cuando te das cuenta te han robado todo tu puto dinero y encerrado en una celda, eso es lo que son. ¡El sobrino de la vecina de mi hermana fue a-se-si-na-do por uno de esos cabrones cuando sólo pidió la hora! ¡Le mataron para robarle una cadena de oro heredada de su difunto padre! ¡Putas ratas!
Oh no, Daruu había oído hablar de esas cosas. Rencillas entre pueblos. No era como una rencilla entre personas, que se enraizaba en corazones individuales, ni como una de esas rencillas entre familias y clanes. Era una rencilla entre pueblos, y estas metían sus raíces en la tierra fértil de, a veces, países enteros. Llegaban a lo más profundo y se nutrían de los muertos y pasaban de nuevo a los recién nacidos, despertando mediante historias y cuentos exagerados cuando cumplían la suficiente edad como para entender a sus padres.
—Pero a ver, vamos a ver, porque creo que no estamos entendiendo la situación bien, chicos, compañeros, amigos —dijo Daruu, lentamente, después de tomar un poco de aire—. Estamos en un barco. En medio del océano. Pilotado por bandidos armados que nos han encerrado a los tres. Sí, Datsue, te han encerrado unos paisanos tuyos.
»Y ahora, podemos trabajar en equipo para pegarles una patada en el culo, y pilotar sanos y a salvo este barquito hacia un tesoro que repartiremos como buenos hermanos, o simplemente volver a la costa de Oonindo y SALVAR NUESTRO PUTO CULO. ¿No os suena atractivo? PORQUE A MÍ ME LO PARECE, Y MUCHO.
Oh no, Daruu había oído hablar de esas cosas. Rencillas entre pueblos. No era como una rencilla entre personas, que se enraizaba en corazones individuales, ni como una de esas rencillas entre familias y clanes. Era una rencilla entre pueblos, y estas metían sus raíces en la tierra fértil de, a veces, países enteros. Llegaban a lo más profundo y se nutrían de los muertos y pasaban de nuevo a los recién nacidos, despertando mediante historias y cuentos exagerados cuando cumplían la suficiente edad como para entender a sus padres.
—Pero a ver, vamos a ver, porque creo que no estamos entendiendo la situación bien, chicos, compañeros, amigos —dijo Daruu, lentamente, después de tomar un poco de aire—. Estamos en un barco. En medio del océano. Pilotado por bandidos armados que nos han encerrado a los tres. Sí, Datsue, te han encerrado unos paisanos tuyos.
»Y ahora, podemos trabajar en equipo para pegarles una patada en el culo, y pilotar sanos y a salvo este barquito hacia un tesoro que repartiremos como buenos hermanos, o simplemente volver a la costa de Oonindo y SALVAR NUESTRO PUTO CULO. ¿No os suena atractivo? PORQUE A MÍ ME LO PARECE, Y MUCHO.