20/02/2018, 23:10
Juro se quedó en silencio, escuchando aquel extraño juicio hacia el falso Jin.
—Pero... Yo soy Jin. Es decir, yo me siento Jin, pero no pasa nada, no os voy a obligar a creer en mí, yo sé lo que soy... Y si tengo que morir aquí, moriré.
Este, afirmó claramente que él era Jin. Que lo era y que lo seguiría siendo, dijesen lo que dijesen ellos. Después, se resignó y se marchó. Así, sin más. Con las manos en los bolsillos.
« No parece una mala persona »
Y eso era justamente lo que la casa querría que pensase. Se reprendió así mismo. No podía ceder ante aquello.
Entonces, todo se volvió a descontrolar otra vez.
— ¡¿Qué esta pasando!? — exclamó, en vano.
Las paredes y el suelo temblaron. Juro logró sujetarse a la pared, evitando que todos se desmoronase en ese instante para él. Se agarró y no cayó al suelo. Las puertas se cerraban y se abrían. Los cuadros se caían. El cristal se rompía. Las luces titilaban, sin control.
« Otra vez no. Otra vez no. Otra vez no... »
Otra vez, una horrible carcajada retumbó en el lugar. Juro sintió que se le erizaba el pelo. Trató de no ponerse a llorar ahí. No otra vez. Tenía que acostumbrarse, aunque fuese imposible.
—!Padre¡ ¡No!
Jin empezó a gritar cosas sin sentido. Algo como "Padre". Juro no supo que decía, pero parecía referirse al Jin falso que se acababa de marchar. ¿O era solo su imaginación? No lo supo, y no quiso saberlo.
El Jin falso desapareció. Y las luces.
Los cuatro quedaron solos e inmersos en la oscuridad, otra vez. Y todo empeoró.
—Otra vez... no... miedo... tengo... yo... Quiero volver a casa...
— Ayame-san... Aguanta un poco, ¿vale?— murmuró, consciente de que dijese lo que dijese, no iba a poder hacer nada por ella. Ella no necesitaba palabras ahora mismo. Necesitaba soluciones.
Juro sintió ganas de llevarse una mano a la cabeza. Ayame. El pánico que había sentido antes a la oscuridad. Casi lo había olvidado. Suspiró y trató de estabilizarse.
— ¡Riko-san! Tú estas bien ¿verdad? — exclamó, ya que Ayame estaba aterrada, y Jin parecía muy inestable en ese momento —. Ayúdame con esto. Si Ayame-san y Jin-san no se calman, no creo que podamos arrastrarlos a los dos.
Juro empezó a buscar freneticamente por las paredes, algo parecido a un interruptor. Lo que fuese a incender la luz.
— ¡Necesitamos un interruptor! ¡La luz calmará a Ayame, como la otra vez! — exclamó, siguiendo con su búsqueda. Pero no se olvidó de algo —. ¡Jin! ¿Me oyes? ¿Estas bien? No te vamos a abandonar como crees que pasó la otra vez, ¿vale? Quedate con nosotros hasta que encontremos el interruptor.
Juro prácticamente estaba gritando, puesto que no sabía donde estaba quien. Probablemente, tratar de hablar con Jin era como golpearse con una pared o esperar que esta le contestase. Pero al menos, no quería darle una excusa. Algo como "y volvisteis a abandonarme en la oscuridad". Juro sospechaba que era bastante dramático en ese aspecto.
—Pero... Yo soy Jin. Es decir, yo me siento Jin, pero no pasa nada, no os voy a obligar a creer en mí, yo sé lo que soy... Y si tengo que morir aquí, moriré.
Este, afirmó claramente que él era Jin. Que lo era y que lo seguiría siendo, dijesen lo que dijesen ellos. Después, se resignó y se marchó. Así, sin más. Con las manos en los bolsillos.
« No parece una mala persona »
Y eso era justamente lo que la casa querría que pensase. Se reprendió así mismo. No podía ceder ante aquello.
Entonces, todo se volvió a descontrolar otra vez.
— ¡¿Qué esta pasando!? — exclamó, en vano.
Las paredes y el suelo temblaron. Juro logró sujetarse a la pared, evitando que todos se desmoronase en ese instante para él. Se agarró y no cayó al suelo. Las puertas se cerraban y se abrían. Los cuadros se caían. El cristal se rompía. Las luces titilaban, sin control.
« Otra vez no. Otra vez no. Otra vez no... »
Otra vez, una horrible carcajada retumbó en el lugar. Juro sintió que se le erizaba el pelo. Trató de no ponerse a llorar ahí. No otra vez. Tenía que acostumbrarse, aunque fuese imposible.
—!Padre¡ ¡No!
Jin empezó a gritar cosas sin sentido. Algo como "Padre". Juro no supo que decía, pero parecía referirse al Jin falso que se acababa de marchar. ¿O era solo su imaginación? No lo supo, y no quiso saberlo.
El Jin falso desapareció. Y las luces.
Los cuatro quedaron solos e inmersos en la oscuridad, otra vez. Y todo empeoró.
—Otra vez... no... miedo... tengo... yo... Quiero volver a casa...
— Ayame-san... Aguanta un poco, ¿vale?— murmuró, consciente de que dijese lo que dijese, no iba a poder hacer nada por ella. Ella no necesitaba palabras ahora mismo. Necesitaba soluciones.
Juro sintió ganas de llevarse una mano a la cabeza. Ayame. El pánico que había sentido antes a la oscuridad. Casi lo había olvidado. Suspiró y trató de estabilizarse.
— ¡Riko-san! Tú estas bien ¿verdad? — exclamó, ya que Ayame estaba aterrada, y Jin parecía muy inestable en ese momento —. Ayúdame con esto. Si Ayame-san y Jin-san no se calman, no creo que podamos arrastrarlos a los dos.
Juro empezó a buscar freneticamente por las paredes, algo parecido a un interruptor. Lo que fuese a incender la luz.
— ¡Necesitamos un interruptor! ¡La luz calmará a Ayame, como la otra vez! — exclamó, siguiendo con su búsqueda. Pero no se olvidó de algo —. ¡Jin! ¿Me oyes? ¿Estas bien? No te vamos a abandonar como crees que pasó la otra vez, ¿vale? Quedate con nosotros hasta que encontremos el interruptor.
Juro prácticamente estaba gritando, puesto que no sabía donde estaba quien. Probablemente, tratar de hablar con Jin era como golpearse con una pared o esperar que esta le contestase. Pero al menos, no quería darle una excusa. Algo como "y volvisteis a abandonarme en la oscuridad". Juro sospechaba que era bastante dramático en ese aspecto.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60