19/08/2015, 18:48
El acto parecía llegar a su fin con la entrega de esos trozos de metal agazapados a un trozo de tela. Cada uno de los chicos que aprobaron el curso cogía con mas o con menos fervor su bandana, saludaba a aquellos que habían venido a visitarle, y bajaban pensando en donde debían colocar esa placa metálica que les ofrecía la posición privilegiada de genins de Kusagakure.
EL albino quedó al lado de las escaleras por donde el resto de sus compañeros terminarían bajando. El no tenía a nadie que abrazar, y ya tenía pensado dónde colocar la bandana. No tenía nada mas que hacer en aquel sitio, y no tenía que aguantar a nadie mas, de hecho tampoco lo quería. Solo quedaba esperar hasta que el último de los genins recogiese su placa de metal.
"Tan solo espero que quede poco..."
El chico permaneció esperando por un rato, haciendo caso omiso a quienes recibían la bandana. No eran de su incumbencia, pese a que posiblemente alguno de ellos formasen parte de su futuro equipo genin. Tan solo esperaba con ansias el que ese acto terminase, pudiese ir a casa, despelotarse, comer pizza y ver la tele. Lo que es disfrutar de la vida, vamos.
Al rato, el último de los aprobados llegó al escenario, y recibió también su obsequio metálico. Con éste, el acto llegaba a su fin. Al menos eso pensó el chico, lejos de la realidad, el interlocutor confirmó su peor pesadilla. Al parecer, todos los genins debía reunirse en la zona sur para una "organización leve de los futuros equipos", según dio anuncio.
—Mierda...— Masculló para sí mismo el albino.
Sin mas remedio que acudir, el peliblanco comenzó a andar hacia la dirección señalada, al igual que un gran numero de sus iguales en rango. Los ánimos suyos eran ausentes, al menos en comparación al de alguno que otro, que hasta saltaban de alegría.
El Senju tan solo pensaba una cosa. A ver cuanto tarda ésto, y a ver que clase de compañeros le tocaba... por no hablar del superior...
EL albino quedó al lado de las escaleras por donde el resto de sus compañeros terminarían bajando. El no tenía a nadie que abrazar, y ya tenía pensado dónde colocar la bandana. No tenía nada mas que hacer en aquel sitio, y no tenía que aguantar a nadie mas, de hecho tampoco lo quería. Solo quedaba esperar hasta que el último de los genins recogiese su placa de metal.
"Tan solo espero que quede poco..."
El chico permaneció esperando por un rato, haciendo caso omiso a quienes recibían la bandana. No eran de su incumbencia, pese a que posiblemente alguno de ellos formasen parte de su futuro equipo genin. Tan solo esperaba con ansias el que ese acto terminase, pudiese ir a casa, despelotarse, comer pizza y ver la tele. Lo que es disfrutar de la vida, vamos.
Al rato, el último de los aprobados llegó al escenario, y recibió también su obsequio metálico. Con éste, el acto llegaba a su fin. Al menos eso pensó el chico, lejos de la realidad, el interlocutor confirmó su peor pesadilla. Al parecer, todos los genins debía reunirse en la zona sur para una "organización leve de los futuros equipos", según dio anuncio.
—Mierda...— Masculló para sí mismo el albino.
Sin mas remedio que acudir, el peliblanco comenzó a andar hacia la dirección señalada, al igual que un gran numero de sus iguales en rango. Los ánimos suyos eran ausentes, al menos en comparación al de alguno que otro, que hasta saltaban de alegría.
El Senju tan solo pensaba una cosa. A ver cuanto tarda ésto, y a ver que clase de compañeros le tocaba... por no hablar del superior...