4/03/2018, 00:13
Ayame salió de la casa para estar junto a él, y le lanzó una pregunta indirecta y una directa. Daruu la miró un momento, apoyó una mano sobre su hombro y encogió los suyos, cerrando los ojos.
—Por lo visto, no existe ni la lluvia, en eso estaba pensando ahora mismo. Vamos para allá, a ver si hay olas o el mundo se corta por la mitad por un muro o algo.
»Pero... ¿Y tu herma... y Kōri-sensei? Me da cosa dejarle sólo. —Chasqueó la lengua contra el paladar, y volvió a abrir la puerta de la casa de Shiruuba. Antes de llamarlo, se giró hacia Ayame y dijo—: A ver si así se le pasa un poco el enfado.
»¡Eh, sensei! ¡Vamos a ir a la playa un rato! ¿Te vienes?
—Por lo visto, no existe ni la lluvia, en eso estaba pensando ahora mismo. Vamos para allá, a ver si hay olas o el mundo se corta por la mitad por un muro o algo.
»Pero... ¿Y tu herma... y Kōri-sensei? Me da cosa dejarle sólo. —Chasqueó la lengua contra el paladar, y volvió a abrir la puerta de la casa de Shiruuba. Antes de llamarlo, se giró hacia Ayame y dijo—: A ver si así se le pasa un poco el enfado.
»¡Eh, sensei! ¡Vamos a ir a la playa un rato! ¿Te vienes?