6/03/2018, 00:29
— ¿Maíz? ¿Maíz Maíz Maíz? Maíz Maíz Maíz "Maíz". ¿ Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz?
Una voz masculina no para de repetirlo muy cerca de mí. O mi mente estaba jugándome una mala pasada por la falta de maíz, o los demás se estaban riendo de mis suplicas, si es que las habían escuchado. Al parecer si, por que esa voz que repetía maíz una y otra vez se parecía mucho a la de juro.
— Maíz... Maíz Maíz Maíz... —Ayame también parecía haberse sumado a aquello, fuese lo que fuese.—. Maíz Maíz Maíz maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz...
Las voces no cesaban, repetían lo mismo una y otra vez. En mi cabeza solo podía ver un enorme campo de maíz que se alejaba cuanto más me acercaba yo, y de fondo, las voces. Esas malditas voces que parecían mofarse de mí. Yo gritaba, gritaba con todas mis fuerzas, pero de mi boca no salía ni una sola palabra, y el campo de maíz estaba cada vez mas lejos.
— Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz —Se sumo al cantico una tercera voz. Debía de ser la de Riko, pero mi cabeza ya no estaba para discernirlo— Maíz, Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz Maíz.
Preguntarme el por qué me estaban haciendo algo así era estúpido. ¿Quién no se mofaría de una debilidad como la mía? Si incluso me estaba arrastrando solo para conseguir maíz. Era humillante, lo suficientemente humillante para mí como para que a otros les pareciese algo divertido. A veces la crueldad no tenía límites. Sin embargo, las voces cesaron de golpe.
Y cuando las voces cesaron, sentí dolor. Un terrible dolor que me envolvía con fuerza y me sujetaba al suelo. Un terrible dolor que tiraba de mí, como si la tierra quisiera tragarme, como se había tragado a mi padre. Y aunque quisiera revolverme, no podía, no porque lo que me atrapaba fuese más fuerte que yo, que seguramente también, sino porque ni siquiera me quedaban fuerzas para intentarlo.
Pero no era solo mi cuerpo lo que había perdido las fuerzas, también las había perdido mi cabeza. A penas era consciente de lo que me rodeaba, incluso estaba teniendo alucinaciones, y nada de lo que me pasaba por la cabeza parecía tener ningún sentido. Al menos, el dolor que estaba apoderándose de mi parecía real. Al menos ese dolor parecía verdadero.
Tras unos minutos que parecieron horas, y que probablemente no fueran ni minutos, volví a escuchar dos voces masculinas que gritaban de nuevo maíz una y otra vez, pero algo seguía tirando de mi hacia el suelo con muchas fuerzas, algo que no quería soltarme, sin embargo, ese algo, acabo por soltarme más tarde, y una de las voces dijo maíz con más fuerza, más cerca de mí.
Y entonces mi cuerpo reacciono por sí mismo al olerlo. Muy muy cerca de mí había maíz, y no se alejaba, no huía de mí. Pero el que se movía no era yo, era mi cuerpo, mi instinto más animal. Mi brazo se estiro hasta alcanzar el saquito con el maíz hasta coger unas cuantas semillas y llevarlas hasta mi boca. Y luego, como un animal salvaje, como una persona sin modales algunos, comí el maíz de la bolsa hasta que no quedo nada.
Una voz masculina no para de repetirlo muy cerca de mí. O mi mente estaba jugándome una mala pasada por la falta de maíz, o los demás se estaban riendo de mis suplicas, si es que las habían escuchado. Al parecer si, por que esa voz que repetía maíz una y otra vez se parecía mucho a la de juro.
— Maíz... Maíz Maíz Maíz... —Ayame también parecía haberse sumado a aquello, fuese lo que fuese.—. Maíz Maíz Maíz maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz...
Las voces no cesaban, repetían lo mismo una y otra vez. En mi cabeza solo podía ver un enorme campo de maíz que se alejaba cuanto más me acercaba yo, y de fondo, las voces. Esas malditas voces que parecían mofarse de mí. Yo gritaba, gritaba con todas mis fuerzas, pero de mi boca no salía ni una sola palabra, y el campo de maíz estaba cada vez mas lejos.
— Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz —Se sumo al cantico una tercera voz. Debía de ser la de Riko, pero mi cabeza ya no estaba para discernirlo— Maíz, Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz Maíz, Maíz Maíz Maíz.
Preguntarme el por qué me estaban haciendo algo así era estúpido. ¿Quién no se mofaría de una debilidad como la mía? Si incluso me estaba arrastrando solo para conseguir maíz. Era humillante, lo suficientemente humillante para mí como para que a otros les pareciese algo divertido. A veces la crueldad no tenía límites. Sin embargo, las voces cesaron de golpe.
Y cuando las voces cesaron, sentí dolor. Un terrible dolor que me envolvía con fuerza y me sujetaba al suelo. Un terrible dolor que tiraba de mí, como si la tierra quisiera tragarme, como se había tragado a mi padre. Y aunque quisiera revolverme, no podía, no porque lo que me atrapaba fuese más fuerte que yo, que seguramente también, sino porque ni siquiera me quedaban fuerzas para intentarlo.
Pero no era solo mi cuerpo lo que había perdido las fuerzas, también las había perdido mi cabeza. A penas era consciente de lo que me rodeaba, incluso estaba teniendo alucinaciones, y nada de lo que me pasaba por la cabeza parecía tener ningún sentido. Al menos, el dolor que estaba apoderándose de mi parecía real. Al menos ese dolor parecía verdadero.
Tras unos minutos que parecieron horas, y que probablemente no fueran ni minutos, volví a escuchar dos voces masculinas que gritaban de nuevo maíz una y otra vez, pero algo seguía tirando de mi hacia el suelo con muchas fuerzas, algo que no quería soltarme, sin embargo, ese algo, acabo por soltarme más tarde, y una de las voces dijo maíz con más fuerza, más cerca de mí.
Y entonces mi cuerpo reacciono por sí mismo al olerlo. Muy muy cerca de mí había maíz, y no se alejaba, no huía de mí. Pero el que se movía no era yo, era mi cuerpo, mi instinto más animal. Mi brazo se estiro hasta alcanzar el saquito con el maíz hasta coger unas cuantas semillas y llevarlas hasta mi boca. Y luego, como un animal salvaje, como una persona sin modales algunos, comí el maíz de la bolsa hasta que no quedo nada.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)