20/08/2015, 20:56
El grito del calvo encontró una respuesta, pero no de la persona esperada. Un poco mas a la derecha, cerca del poste, otra figura apareció y esa fue la que replicó. Karamaru no era el único citado, y eso lo hizo calmar un poco. Tres figuras cerca de un poste, reunidas por algún motivo desconocido en el medio de la nada. Dos o tres personas reunidas por una o tal vez más. Pero Karamaru entendió al instante de que se trataba.
«¿Con qué quiere que esto sea en equipo?»
El sensei era rebuscado o exigente o bromista o hijo de puta, pero los había llevado hasta allí un día con mucha niebla. A buscar un punto en el medio de una llanura que se encontraba por casualidad, con la ayuda de los truenos. Tres personas se encontraron en el lugar, una todavía incógnita y apoyada contra el poste. Karamaru espero en silencio para ver si respondía ante su grito y el del otro hombre.
Pero estaba exactamente igual que los otros dos. Sin idea de que pasaba, o por lo menos de quien los había llamado y por qué. Karamaru sabía quien lo había llamado, era su futuro o mejor dicho ya actual sensei. El sucesor de Kiyon y el shinobi esperaba que estuviese a su altura. Por lo menos en habilidad o forma de enseñanza, porque de sabiduría pocas personas podrían llegar al nivel de su antiguo maestro. El sonido del tercer hombre retumbo en sus odios y comenzó a caminar. Se movió antes que la segunda figura, esa que había gritado un poco después que él mismo lo hiciera. Por lo tanto llego antes a la ubicación del poste para ver a un hombre de tez negra y cabellos grises con cara de niño. Tendría la edad de Karamaru, aunque sea aproximadamente, y una altura parecida. La cabeza de Karamaru seguía tapada por su sombrero de paja, seguramente dificultaría la visión de su rostro y la túnica haría lo mismo con su ropa común. Por ahora se mantenía oculto en esa clandestinidad que le generaba su abrigo. Se paró firmemente a un metro del poste sin generar sonido alguno con su boca. Esperaba que su "supuesto futuro compañero", que por lo menos en la mente de Karamaru por ahora era eso, se acercara igual que él.
Quería ser cauteloso, tomarse las cosas con calma. Sabía que ninguno de los tres fue el invocador, si no que eran los invocados. Generalmente hubiese roto el hielo primero, pero esta vez no estaba de muy buen humor por la niebla, pero poco a poco este se le iba yendo mientras se daba cuenta de las cosas. Sabía que su llamador debía de estar cerca, pero no sabía que tanto. Nunca podría darse cuenta que tres metros por arriba de sus pies, estaría camuflado un anciano que miraría a los tres niños desde las alturas.
«¿Con qué quiere que esto sea en equipo?»
El sensei era rebuscado o exigente o bromista o hijo de puta, pero los había llevado hasta allí un día con mucha niebla. A buscar un punto en el medio de una llanura que se encontraba por casualidad, con la ayuda de los truenos. Tres personas se encontraron en el lugar, una todavía incógnita y apoyada contra el poste. Karamaru espero en silencio para ver si respondía ante su grito y el del otro hombre.
Pero estaba exactamente igual que los otros dos. Sin idea de que pasaba, o por lo menos de quien los había llamado y por qué. Karamaru sabía quien lo había llamado, era su futuro o mejor dicho ya actual sensei. El sucesor de Kiyon y el shinobi esperaba que estuviese a su altura. Por lo menos en habilidad o forma de enseñanza, porque de sabiduría pocas personas podrían llegar al nivel de su antiguo maestro. El sonido del tercer hombre retumbo en sus odios y comenzó a caminar. Se movió antes que la segunda figura, esa que había gritado un poco después que él mismo lo hiciera. Por lo tanto llego antes a la ubicación del poste para ver a un hombre de tez negra y cabellos grises con cara de niño. Tendría la edad de Karamaru, aunque sea aproximadamente, y una altura parecida. La cabeza de Karamaru seguía tapada por su sombrero de paja, seguramente dificultaría la visión de su rostro y la túnica haría lo mismo con su ropa común. Por ahora se mantenía oculto en esa clandestinidad que le generaba su abrigo. Se paró firmemente a un metro del poste sin generar sonido alguno con su boca. Esperaba que su "supuesto futuro compañero", que por lo menos en la mente de Karamaru por ahora era eso, se acercara igual que él.
Quería ser cauteloso, tomarse las cosas con calma. Sabía que ninguno de los tres fue el invocador, si no que eran los invocados. Generalmente hubiese roto el hielo primero, pero esta vez no estaba de muy buen humor por la niebla, pero poco a poco este se le iba yendo mientras se daba cuenta de las cosas. Sabía que su llamador debía de estar cerca, pero no sabía que tanto. Nunca podría darse cuenta que tres metros por arriba de sus pies, estaría camuflado un anciano que miraría a los tres niños desde las alturas.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘